martes, 28 de enero de 2014

Cómo saber qué vino te gusta

Numerosas personas se han puesto en contacto con el Lempira que come, en más de una ocasión, preguntándole qué vino comprar para una celebración, para un regalo o simplemente para disfrutar de un buen vino en compañía de la familia... La creciente oferta de vinos que se exhiben en los establecimientos hondureños (felizmente) hace dudar al consumidor poco familiarizado con marcas, etiquetas, denominaciones de origen o uvas. Por esa razón escribimos este post, como una guía de sugerencias para hacer frente a la compra de una u otra botella de vino, en función de gustos.

Siguiendo los siguientes consejos, seguramente serán capaces de averiguar qué tipo de vinos les gustan más...


Para aprender qué tipo de vino gusta más es imprescindible probar. Pero ojo, no sirve de nada probar de cualquier manera: a las 3 de la madrugada, completamente borracho, pedir una copa de vino no es la mejor idea. Es necesario utilizar, en la medida de lo posible, la metodología de cata que describimos en un post anterior, y catar varios tipos de vinos diferentes a la vez, en una misma sesión de cata.

Así pues, lo primero que deben saber es que hay muchos tipos diferentes de vino, y que se clasifican atendiendo a muy diferentes criterios: color, cantidad de azúcar residual, tiempo de crianza en barrica, presencia o no de alcohol añadido, etc.

Para facilitar las cosas a los novatos, que de eso va el post, hablaremos, primero, de tipos de vino en función de su color. Así encontraremos, básicamente:

- vinos tintos,
- vinos rosados y
- vinos blancos.


Después del color, nos fijaremos en la cantidad de azúcar residual del vino. De este modo se encuentra:

- vinos dulces (blancos, tintos y rosados)
- vinos semi-dulces (blancos y rosados. Son raros los vinos tintos semi-dulces)
- vinos secos (blancos, tintos y rosados)

Es decir, además de ser tintos, rosados o blancos, los vinos podrán ser dulces, semi-dulces o secos. Las diferencias en sabor y aroma entre cada una de esas posibilidades son impresionantes.

Por último, algunos de los vinos, sobre todo rosados y blancos, pueden ser espumosos. Con burbujas (los famosos champagnes franceses o los cavas españoles).

Distinguirás qué tipo de vino son por la etiqueta, el color e incluso la forma de la botella: los vinos blancos y tintos se distinguen claramente. Los vinos blancos y tintos secos son la mayoría, y no suelen indicar nada concreto en la etiqueta. Si el vino es dulce o semi-dulce (tinto, blanco o rosado), verás que la etiqueta lo pone explícitamente (semi-dulce, dulce, sweet, kabinett, auslese, mellow, etc.), y si el vino es espumoso, también verás que la etiqueta lo indica: espumante, vino de aguja, champagne, cava, espumoso. Además, normalmente este tipo de vinos tienen una botella más pesada y con el cristal más grueso y forma bogoñona (anchas abajo y finas arriba), aunque hay excepciones, como el vino espumoso y semi-dulce argentino New Age.

La primera tarea que les propone el Lempira que come, es identificar si les gustan más, por ejemplo, los vinos tintos secos, los vinos blancos secos, los blancos dulces, los blancos semi-dulces, los rosados secos, o si te gustan más los vinos espumosos. Al Lempira que come, le encantan todos, pero recuerda cuando empezó en esto de los vinos, que prefería los vinos tintos secos y los blancos dulces. Al principio no le gustaban los espumosos (¡sacrilegio!)

Para ello, deben planificar una sesión de cata lo más sencilla posible:

- Compren 5 botellas de vino de tipos diferentes, de precio similar (por 200 lempiras la botella ya se encuentran vinos de calidad) y misma añada (una añada reciente como 2012, por ejemplo): 1 vino espumoso, 1 vino blanco seco, 1 vino tinto seco, 1 vino blanco dulce, y 1 vino dulce tinto (si no encuentran este último, compren otro tipo de vino de los que hemos mencionado),

- Inviten a la familia o las amistades que quieran para hacer una cata más amplia, en compañía de otra gente se prueba mejor, porque se comparten opiniones,

- Coloquen 5 copas diferentes a cada persona que participe en la cata (o compartan 5 copas),

- Sirvan en cada copa un tipo diferente de vino,

- Huelan cada uno de los vinos y pruébenlos en la siguiente secuencia: primero los espumosos secos, luego los blancos secos, luego los tintos secos, luego los espumosos semi-dulces y dulces, luego los blancos semi-dulces y dulces y luego los tinos dulces.

- Para cada vino anoten los aromas y sabores que predominen.

- Repitan la operación, comparen los aromas y sabores entre los vinos, regresen una y otra vez a los vinos probados, comparen entre dos, entre 3. Verán que las sensaciones que les dejó un vino la primera vez que lo probaron son distintas a cuando lo vuelven a probar después de haber probado otros y después de que haya pasado tiempo. Esa es la magia del vino. Descubrirán matices diferentes, aromas que no distinguieron en la primera prueba.

- Antes de comenzar a beber por el gusto de beber... anoten todo y obtengan una conclusión: "prefiero este tipo de vino".

- Después, que siga la fiesta con el resto de vino que queda en las botellas.

Seguramente los vinos semi-dulces y dulces les hayan parecido más agradables en primeras pruebas... sin embargo, es probable que tras tomar 2 copas, ya no les parezcan tan impresionantes, y sí los vinos secos. Es normal, los vinos dulces empalagan un poco en grandes cantidades y los vinos secos pueden aportar más matices... el dulzor es inicialmente muy bien recibido por el paladar (por eso todas las comidas rápidas añaden azúcar a sus elaboraciones), y los amargos y ácidos suelen ser más complicados (pero aportan una cantidad de matices y placeres ocultos mucho más interesantes), aunque, ciertamente, también es cuestión de gustos, claro.


Lo importante es dar el primer paso: averiguar qué tipo de vino se prefiere. Después de este paso, toca sumergirse en el universo de posibilidades que el mercado ofrece, porque hay una ingente cantidad de vinos distintos en cada tipo de vino... y ese, será motivo de otro post.



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