lunes, 29 de septiembre de 2014

El carrito de las arepas, un puesto de comidas con sabor venezolano

Hace a penas 3 o 4 meses que en la capital se instaló un nuevo puesto de comidas con sabor venezolano. Se trata de El carrito de las Arepas. Una especie de "Food Truck" que instalado en un carrito remolcable, ofrece arepas rellenas de cerdo, res o pollo además de hamburguesas y pepitos.





El puesto de comida, impulsado por cuatro emprendedores graduados universitarios,  se encuentra situado en el sur de Tegucigalpa, concretamente en La Colonia los Ángeles, aunque tienen previsto moverse por diferentes zonas de la ciudad en función de la demanda... (toca pues seguirlos en Facebook para averiguar dónde estarán situados y a qué hora). Esto, si logran que de una vez por todas la alcaldía les otorgue el dichoso permiso para poder moverse libremente, pues pese a que éste comenzó a tramitarse hace meses, aún no ha logrado avanzar lo suficiente... cosas de nuestro exquisito sistema burocrático.


El Lempira, que no conocía el puesto, se lo encontró mientras paseaba el fin de semana pasado por el Carnaval de la Capital -donde también estaba, por cierto, el gran Tito Aguacate con sus calambres (ver aquí nuestra crónica). El carro de color verde, decorado con fotos de hamburguesas y papas en la parte inferior, llamó la atención del Lempira, que se sorprendió al ver que se trataba de un puesto de arepas venezolanas...

Las arepas son un platillo tradicional de la gastronomía de Venezuela, y también de Colombia o de las Islas Canarias españolas. Aunque difieren enormemente los tipos de arepas entre regiones, básicamente se puede decir que consisten en una masa elaborada a base de harina de maíz que se fríe (o asa al carbón). Las hay elaboradas con queso, que al calentarse se funde... y hay otras que tras freírse, se rellenan de diferentes ingredientes como carnes, huevo, aguacate, tomate y salsas.

En Venezuela se podría decir que la arepa rellena es el plato popular más conocido y exitoso. En Colombia, por lo general, las arepas no suelen ser rellenas, sino un acompañante de cualquier plato, en el desayuno o la cena... por así decirlo, serían el equivalente a nuestras tortillas.




Las arepas que se ofrecen en El Carrito de las Arepas son hechas al estilo venezolano. Se nota, pues, la mano de una de las socias del puesto, que es venezolana. Éstas pueden pedirse en orden de 1, 2, o 3 arepas rellenas de cerdo, res o pollo (35 L., 65 L., y 85 L. El combo de tres arepas, que cuesta 100 L., se completa con refresco). Además, se ofrecen dos tipos de hamburguesas: la amante, que lleva carne, chuleta de cerdo ahumada, chorizo, huevo, tomate, lechuga y cebolla y cuesta 120 L. en combo con refresco y papas fritas; y la hipócrita, que lleva pollo, aguacate, lechuga, tomate y cebolla (120 L. en combo con refresco y papas fritas). El Pepito de Toys se elabora con carne, pollo, chorizo, jamón, queso, aguacate, lechuga, tomate y cebolla (120 L. en combo con refresco y papas fritas).




El capítulo salsas merece ser mencionado pues se elaboran 4 diferentes: una a base de maíz, otra a  base de chile jalapeño, una tercera base de mora y parmesano y una cuarta a base de chile verde con parmesano. Salsas todas ellas caseras. Para tomar hay refrescos frescos naturales, como maracuyá o jamaica, y sodas.

El Lempira que come, obviamente, quiso probar las arepas, una de pollo, una de cerdo y una de res, que pidió en combo. Completó con la hamburguesa amante, que fue la recomendada. La valoración, seguidamente:

Las arepas resultaron ser bastante ricas. Se sirven calentitas, recién fritas y su textura resulta muy agradable, especialmente cuando salen bien crujientes. El relleno está también bien conseguido y el aguacate que acompaña a la carne da una maravillosa cremosidad a la mezcla. La mejor resultó ser la de res, porque combinaba especialmente bien el sabor de la carne con el de la arepa. Las diferentes salsas funcionaron correctamente, incluso la de mora y parmesano que en un principio no terminaba de convencer al Lempira.

Sin duda, El Carrito de las Arepas es una excelente opción para comer una arepa rellena... (y no porque sean las únicas de la capital, sino porque están bastante ricas).




En cuanto a la hamburguesa "amante", decir que si bien esta presentaba un buen aspecto, el conjunto no terminaba de cerrar. La gran cantidad de ingredientes con la que se elabora hace que los sabores se confundan e incluso se pierdan. La carne de la hamburguesa (100% carne, con una mezcla de condimentos propia), cuando se prueba sola, tiene un interesante sabor especiado... aunque este se pierde en beneficio del chorizo parrillero. El Lempira siente que en una hamburguesa debe sentirse el sabor, aroma y la textura de la carne de res, principalmente. El resto de ingredientes deben servir para hacer de contrapunto o complementar el sabor principal de la carne. 

Las papas fritas de complemento de El carrito de las Arepas son congeladas de bolsa, cuestión a mejorar urgentemente. Las papas naturales son mil millones de veces más ricas... y, además, más baratas.

En resumen: al Lempira le gustó el puesto de comida. No había en Tegus un lugar donde comer arepas, y el Carrito de las Arepas viene a cubrir ese espacio vacío... Si tan solo se incorporaran papas fritas naturales.... 


Salud por ello!!



Categoría "Puestos de Comida" El Carrito de las Arepas, Tegucigalpa
Puntuación
Servicio
8
Comida
7.8


Puntuación Media
7.84
Relación Calidad Precio
8

viernes, 26 de septiembre de 2014

El Morito, restaurante marinero en Tegucigalpa

Las recomendaciones hechas en el Facebook del Lempira que comepor los lectores y lectoras  cuando éste preguntó por las mejores micheladas de Tegucigalpa, y una celebración con amigos, sirvieron de excusa para visitar El Morito...

El restaurante está situado en la Colonia Florencia, a la vuelta de Ibiza's, y en la perpendicular de La Albahaca, en una atractiva casa-chalét. Posee parqueo y seguridad, aunque dada la fama que ha cosechado El Morito, en ocasiones se hace complicado conseguir espacio... afortunadamente siempre hay algún cuidador que encuentra una opción.


La entrada del restaurante está bastante cuidada, con un bonito jardín de bienvenida. Un porche blanco, una puerta de madera de color, un recibidor con decoración floral y unas sillas para esperar turno dan la bienvenida. A mano derecha una primera sala interior. Con mesas altas y bajas, bien decorada, resulta muy acogedora. Los detalles de la pared del fondo, que se prolongan a lo largo de la siguiente sala, la principal, resultan muy atractivos.

La pared, de color azul mar, con incrustaciones plateadas que simulan bancos de peces recorre la sala principal (y la primera) de principio a fin. Un muy buen recurso que da color y personalidad propia al restaurante. Esta inmensa sala, con múltiples mesas, se sitúa en lo que vendría a ser el patio interior de la casa. Al final de la misma, hay un pequeño bar decorado con madera vista, sillas y mesas altas, algunas redes de pescador y varios detalles interesantes. El techo de la sala lo componen varias telas de colores, lo que permite terminar de vestir un espacio acogedor.  En el medio de la mesa... una sorpresa: peces de colores en peceras. Un toque algo kitsch, ciertamente. En cualquier caso, el espacio está bastante bien logrado.

La carta de El Morito no es excesivamente extensa, lo que representa una muy acertada decisión, dado que el restaurante basa su oferta en pescados y mariscos. Es decir, productos que deben ser lo más frescos posibles para resultar lo más ricos posibles.

Destacan como entradas los platos para picar, desde mejillones al ajillo (175 L.), hasta aros de calamar empalizados (199 L.), pasando por carpaccio de Tilapia (230 L.) o Salmón (295 L.). El mix del mar, que se vende en formato para dos, cuesta 345 L, y los pinchos mixtos mar y tierra 370 L.  También hay parrillada de mariscos, para 6 personas, a 1475 L.

Resultan interesantes los ceviches: el de pescado a 125 L., el de camarón a 130 L., el Lempira a 145 L., el de caracol a 155 L. y el peruano a 180 L. También hay cocteles de curiles a 130 L, de camarones a 135 L., y de langosta a 360 L., que también se ofrece a la parrilla (395 L.) a las hierbas (395 L.), a las alcaparras (440 L.) o termidor (440 L.).

Las sopas de pescado (140 L.), la garífuna (170 L.), la de caracol (175 L.) y la gran marinera (365 L.) son un reclamo marca de la casa. También hay camarones en varias salsas y caracol... entre los 210 L. y los 250 L. En el capítulo pescados, éstos se ofrecen en formato filete a la plancha, empanizados, al limón, al ajillo o al vapor al precio de 195 L. El pescado entero frito cuesta 240 L. y deshuesado relleno de camarones en salsa verde 365 L. Para los menos pescaderos, algunas pocas opciones: fajitas de res 215 L, o filete de res con chimichurri a 185 L. Suficientes, teniendo en cuenta que es un restaurante marinero.

Como pueden observar, bastantes interesantes platillos marineros y precios que, teniendo en cuenta el entorno y el local, no son excesivamente elevados (salvo excepción)....

El servicio en la noche de la visita resultó amable. Los meseros conocían la carta y la oferta, y eran capaces de responder las preguntas del Lempira sin acudir a cocina. Bien... Aunque, resultaron muy tardones. Entregaron la carta y realizaron el pedido convenientemente, sin embargo la comida tardó demasiado en llegar. Hay que decir a su favor que el restaurante estaba completamente lleno... tanto, que incluso hubo que esperar mesa. En cualquier caso, el Lempira suele preferir esperar un poco, a que le entreguen una comida recalentada.

Los platos probados en aquella ocasión fueron Sopa Garífuna, Ceviche Lempira, Ceviche Peruano, Pescado Tipitapa y Pescado Costeño. A continuación, las impresiones:

El ceviche Lempira fue un acierto. La combinación del pescado blanco, con limón y quizás un poco de salsa Perrins, chile verde morón, cebolla roja y chile verde jalapeño estaba realmente bien lograda. Eso sí, para paladares que toleran el picante, porque este ceviche pica... El toque crujiente de los vegetales, y la carnosidad del pescado unido a la acidez del limón invitaban a repetir. Potencia sápida, buenos contrastes, profundidad. Buen ceviche (aunque mejoraría si cortaran más pequeños los vegetales, sobre todo el chile verde morrón, que parecía más que chile, rama de árbol).


El Ceviche Peruano, sin embargo, resultó ser un desatino. Harían bien en matizarle el nombre porque realmente no es un ceviche peruano. No tenía camote hervido, ni chile rojo limo (que es el chile picante que se utiliza para la elaboración de este ceviche), ni maíz tostado (que es imprescindible para darle esa textura tan especial al platillo). El pescado estaba correcto y el conjunto se dejaba comer, pero desde luego no invitaba a repetir. Sobró, porque no cerraba el conjunto.


La Sopa Garífuna, de la que el Lempira había escuchado maravillas y horrores a partes iguales, se parecía más a un postre de leche de coco que a una sopa de marisco. Si las abuelas afros que conoció el Lempira en Tornabé probaran esta sopa, no se sentirían representadas. La cantidad desmedida de leche de coco que se utiliza para su elaboración y la falta de contundencia en el sabor a marisco, pese a que lleva jaiba y caracol, hacen que la sopa resulte totalmente prescindible. El Lempira no pudo tomarla... y eso no pasa muy frecuentemente.


Los platos de pescado compensaron el desatino del ceviche peruano y el fracaso de la sopa garífuna. El Pescado Frito entero estaba rico. Buena fritura, buen sabor... y parecía bastante fresco por su textura. El Pescado Tipitapa se servía frito con pinol y una fritada de tomates y cebolla sobre éste. Era correctoLos acompañamientos de los platos fuertes fueron rice and beans, yuca frita  y tostones.


En el capítulo bebidas en El Morito destacan las micheladas roja y negra (de las que hablaremos cuando hayamos completado la ruta de la michelada para poder valorar las 10 recomendadas por los y las lectoras)... porque estaban ricas. También hay refrescos, limonada y una breve carta de vinos. Las cervezas nacionales cuestan 45 L.

En la carta de vinos se ofrece Señor de Lesmos Crianza 2006 a 667 L., Reserva 2001 a 1400 L., Reserva Especial 2001 a 2100 L., y Señor de Lesmos Gran Reserva 1995 y 1998 a 3000 L. Vinos todos ellos de la Denominación de Origen Rioja, de la zona Rioja Alavesa, en España. Vinos elaborados por una pequeña bodega familiar, Casa Juan, a base de uvas Tempranillo y Mazuelo. Algún día hablaremos de ellos con mayor detenimiento pues son vinos de reciente ingreso a Honduras...

Como vinos blancos se ofrece un Pinot Grigio de Farnese a 470 L., el Capsula Viola a 500 L., el Pinot Grigio de Villamura a 590 L., el Villa Antinori a 590 L., y el Campo Grande Orvieto a 590 L. Vinos que el Lempira que come no ha catado y de los que no puede decir mucho. También se ofrece un vino espumoso italiano y un Lambrusco.

En efecto, la oferta de vinos podría ser algo más atractiva, pues en el mercado hay algunas interesantes propuestas que pueden funcionar bien con la comida marinera que ofrece el restaurante. Si bien, es cierto que en materia de vinos blancos, no entra mucho producto de calidad a Honduras, desgraciadamente.

El Señor de Lesmos crianza se ofrece por copas al elevado precio de 160 L, también se ofrecen los pinot grigio por copas a 125 L. Unas copas que, por cierto, son bastante correctas. El servicio de vino se limita al descorche.



En Resumen: El Morito es un restuarante marinero con una interesante oferta aunque algo irregular, pues se ofrecen algunos buenos platillos, e incluso muy ricos platos, con otras propuestas que se podrían calificar de, cuanto menos, desafortunadas. Una revisión de algunas recetas haría del restaurante una opción, definitivamente, especial. Ojalá así sea!



Categoría "Restaurantes" El Morito, Tegucigalpa
Puntuación
Entorno
7,8
Servicio
7,2
Servicio Vino
6,4
Comida
6,7


Puntuación Media
6,9
Relación Calidad Precio
6.5



miércoles, 24 de septiembre de 2014

Noche de la Pampa Argentina by Arno Bistrot... Cordero a la Estaca y Vinos Malbec

El Lempira que come asistió a una cena organizado el restaurante Arno (ver aquí nuestra crónica sobre su cafetería) y completada por los vinos ofrecidos por la Embajada de Argentina en Honduras en el que se sirvió uno de los platos más auténticos e interesantes de la gastronomía argentina... Cordero a la Estaca.

El cordero a la estaca es un plato característico del campo argentino, que consiste, en esencia, en asar a muy baja temperatura en las brasas de la leña un cordero colocado en una estaca, tal y como se puede apreciar en la foto:


El resultado conseguido en Arno fue digno de mención, pues la carne del cordero quedó a bastante buen punto, cosa que no es tarea sencilla, y con un penetrante aroma ahumado realmente exquisito. La piel crujiente, el interior tierno y bastante jugoso merecieron los 600 lempiras que costó la cena para cada comensal.  Hacía tanto que el Lempira no degustaba un cordero a la estaca... ¡quizás incluso más de 10 años!

La cena argentina se completó con empanadas de queso y de carne que, francamente, no estuvieron a la altura del cordero, y con un postre compuesto por una ensalada de frutas sin demasiada gracia, un bocadito de tres leches y una especie de alfajor de merengue. Soñaba el Lempira con un buen panqueque de dulce de leche elaborado por la buena mano de Arno.... otro día será....


En el capítulo de vinos se promocionaba, como no, el Malbec. La cepa por excelencia de Argentina, que en realidad es francesa, pero que ha encontrado en este hermoso país austral su lugar más cómodo para crecer y aportar todo lo que lleva dentro: potencia y equilibrio a partes iguales, complejidad, fragilidad y fuerza. Es una cepa muy interesante para acompañar carnes y platillos potentes, por la versatilidad que consiguen sus vinos. Pero como siempre: hay grandísimos vinos elaborados con Malbec, como por ejemplo los Achaval Ferrer (estos no llegan a Honduras), los Catena Zapata (estos sí llegan a Honduras, e incluso hablamos hace tiempo aquí del Catana Alta, tremendo vino), o los Rutini (también llegan a Honduras), por mencionar solo algunos de ellos... y vinos peores.

Los vinos que sirvieron en la mesa del evento fueron:

  • Trapiche Reserva 2011: correcto. Aromas ligeramente vegetales propios de la variedad, algo de fruta roja, y un toque de cedro. Bastante equilibrado, con los taninos ya pulidos, de cuerpo medio, y final medio. 



Categoría: Vino. Trapiche Reserva 2011
Puntuación
Cata
79
Relación Calidad Precio
6.5


  • Tribu 2013 de Trivento: desequilibrado y agresivo. Las notas vegetales predominaban, el alcohol muy presente, y sólo, de fondo, unas notas a fruta roja. En boca cuerpo medio, taninos muy marcados. Un vino con poco que ofrecer. Un tiempo en botella lo mejorará... pero no esperen un gran cambio.


Categoría: Vino. Tribu 2013
Puntuación
Cata
67
Relación Calidad Precio
5


Desgraciadamente ambos vinos se sirvieron subidos de temperatura... y eso es algo de lo que ya hemos hecho mención: los vinos tintos se sirven a temperatura ambiente de la Borgoña francesa en otoño, o sea entre 14 y 18 ºC, no a temperatura ambiente de San Pedro Sula o el desierto del Sáhara... calcula el Lempira que los vinos se estaban sirviendo a unos 22-24 ºC (sopita de malbec).

Definitivamente, no era la temperatura correcta para poder apreciar lo que ofrece un malbec... aunque también hay que decir que tampoco era una selección para emocionar: son vinos correctos, pero no son caldos a partir de los cuales uno va a desvivirse por consumir malbec. El Lempira que come, que es un gran amante de los vinos argentinos,  sabe que a Honduras llegan vinos elaborados con malbec de mucha mayor calidad, e incluso algunos no tan caros. Una nueva oportunidad perdida para promover la cultura vitivinícola en el país, y van...

En cualquier caso hay que decirlo alto y claro: el cordero a la estaca estaba realmente bueno... sabor memorable.

La imagen del cordero a la estaca es una foto de Jose M. Alonso bajo licencia Creative Commons.