jueves, 18 de junio de 2015

Las mejores escenas gastronómicas en la historia del cine






Es sabido que el Lempira que Come es también un fanático del cine... y así como antes ha unido sus pasiones y compartido con Ustedes algunas de las "películas gastronómicas" que considera las mejores de la historia, hoy quiere contarles sobre algunas de las escenas inolvidables del cine que tienen en la comida o la bebida uno de sus ingredientes principales. 

Se nos ocurren muchas escenas que merecería la pena compartir con los amantes de la comida y el cine (y que, claro está, no son parte de una película fundamentalmente gastronómica); son tantas que hemos decidido entregarlas por partes. Van las primeras cinco:



1. La cena en prisión de Goodfellas

Nuestra escena favorita en esta magnífica película de Martin Scorsese. 

Un grupo de mafiosos italo-americanos en prisión, prepara la cena: un plato de pasta y uno de carne. Admiramos la impecable técnica de Paul Cicero para cortar "láminas de ajo tan finas, que se deshacen en la sartén con sólo un poco de aceite..."





2. "Tráigame lo que ella está comiendo" en Cuando Harry encontró a Sally

Ya en la primera parte de la película escuchamos a Sally, personaje interpretado por Meg Ryan, ordenar: 

"una ensalada del chef, con el vinagre y el aceite a un lado. Y un pie de manzana a la mode (caliente, y con el helado a un costado, no sobre el pie)... el helado debe ser de fresa o de vainilla; si no tiene,  démelo sin helado pero con crema batida... pero sólo si utilizan nata auténtica. De lo contrario, sólo el pay... pero no caliente". 


Y más adelante, ese momento verdaderamente memorable que no podía faltar en este post: nos encontramos con la inolvidable escena de la protagonista fingiendo un orgasmo en un restaurante.

La escena fue filmada en el Katz´s Delicatessen de Nueva York; en ella, Sally argumenta que los hombres no saben reconocer un orgasmo falso y para probarlo finge uno en pleno restaurante, mientras el resto de comensales miran anonadados. La escena termina cuando Sally tranquilamente, una vez probado su punto, vuelve a degustar su comida al tiempo que la cliente de una mesa cercana le dice al camarero "tomaré lo mismo que ella está comiendo"





3. El recorrido por " Land of Candy" en Charlie y la Fábrica de Chocolate

Todos soñamos con visitar la fábrica de chocolate del excéntrico Willy Wonka... en esta escena, recorremos esa maravillosa tierra de golosinas con ríos y cascadas de chocolate, grama dulce y frutas de azúcar. 




4. Aprendiendo a cascar huevos en Sabrina

¿Cómo no adorar a Audrey Hepburn? En esta escena de la película Sabrina la vemos aprendiendo a cascar huevos en una academia culinaria parisina...  

En 1954 la cocina estaba tan de moda como ahora; no así en el remake de la película lanzado en 1995 en el que Julia Ormond no es una chef, si no una fotógrafa.  Luego de una primera clase en la que aprendió a "hervir el agua", Sabrina tiene algo de dificultades rompiendo los huevos...







5. La romántica cena de La Dama y el Vagabundo

Un clásico animado de 1955... todos hemos visto el icónico momento Disney en el que una fina Coquer Spaniel y un Perro callejero comparten un plato de espagueti y albóndigas al son de la romántica melodía de Bella Notte. 





martes, 16 de junio de 2015

Gyro's, todo un clásico de la comida árabe en Tegucigalpa

Hace tiempo que el Lempira que come frecuenta el establecimiento donde se sirve la mejor comida árabe de Tegucigapa: Gyro's. Un local con décadas de historia -casi 30 años en sus espaldas- que se ha convertido, por méritos propios, en todo un clásico capitalino.


Situado en la segunda planta del centro comercial Los Castaños (Boulevard Morazán), en un anodino local prefabricado, con grandes ventanales diseñados para ser vitrinas y no ventanas, y con un sistema self-service, Gyro's ofrece mucho más de lo que aparenta.

El local, tremendamente falto de candor pese al meritorio intento de transportar al comensal al lejano oriente con el gran mural que ocupa la pared lateral, se reparte en dos secciones divididas por el mostrador de selección de comida y la caja. Las mesas, el suelo, el techo, las mencionadas vitrinas, la barra y la iluminación (muy potente y de luz blanca) no son las más propias de una gastro-cafetería. Sin embargo, vale -y mucho- la pena el padecimiento de un continente que, definitivamente, no le hace ningún favor al contenido.


Como tampoco se lo hace el sistema de pedido... pasar por una barra de servicio, seleccionar la suculenta comida, y pagar en una caja puede resultar cómodo para la gestión del local, pero no para el comensal que busca disfrutar de una comida tan bien preparada como la de Gyro's. Y esto no deja de ser contradictorio: ¡en Gyro's se sirve comida 100% casera de calidad (slow food, que dicen ahora) en formato de comida rápida! No es la mejor opción, por lo que se puede concluir que son ambos, el sistema de servicio y el entorno, puntos a mejorar.


Ahora bien, superada la primera impresión, todo lo demás es disfrute del bueno. El menú salado de Gyro's es francamente atractivo: SambouseksKibbehsEmpanadas de pollo, carne o acelga, hojas de uva o de repollo (niños envueltos), MarmahónTaboulehHummusBaba GanoushChiles rellenossopas de orejas de gato y de lentejas, y algunos platillos especiales que elaboran cada cierto tiempo. El menú dulce, no le va a la zaga: Baklavas, Mamul de nuez o dátil, Dedos de reina, o Halawa... Todas ellas elaboraciones tradicionales de Medio Oriente elaboradas en Gyro's de manera tremendamente casera, sabrosa, sana y cuidada...

Además, es posible disfrutar un auténtico y exótico café árabe... repleto de aromas a cardamomo. No se venden cervezas, ni vinos, aunque sí frescos naturales.

En esta ocasión, el Lempira optó por comer un Sabousek, una Empanada de acelga, un par de niños envueltos (uno en hoja de parra relleno de arroz, y otro en hoja de col relleno de carne), un chile relleno...


La empanada estaba gloriosa, como de costumbre. Perfecta la masa, tierna en el interior y ligeramente crujiente y brillante en el exterior. Perfecto el relleno de acelga, muy sabroso y con la acidez justa para invitar a repetir una y otra vez. El Sambousek y el pastelito de carne, cada uno preparado con sus especias, estaban tremendos. Jugosos y de profundo sabor el Sambousek, con la carne cortada a cuchillo; y más seco pero con un penetrante y atractivo toque de canela, el pastelito de carne.

Los niños envueltos, como siempre, magníficos. Frescos, fresquísimos... se notaba que habían sido elaborados ese mismo día. El de hoja de uva, con esa textura tan agradable de la parra, a medio camino entre crujiente y melosa, sumamente jugoso... y el de hoja de col con su tan característico y potente sabor a col (no apto para quienes no disfruten de ese vegetal).

El chile relleno, aunque ligeramente saladillo, mereció también honores. Buen punto de cocción (el chile firme y con adecuada textura) y muy sabroso el relleno de carne picada a cuchillo. La salsita, con tomate, cebolla y zanahoria combinaba muy bien.

Mención especial merecen el Hummus y el Baba Ganoush. Ambas cremas realmente bien elaboradas!


En el capítulo de dulces, el Lempira se comió un Baklava, de excelente textura el hojaldre, y se tomó un café árabe... potente, cargado pero dulce, suculento, y con un profundo y penetrante aroma y sabor a cardamomo. Como ven, se presenta servido en el tradicional -y hermoso- pocillo de cobre. Sin duda, un auténtico MUST lleno de potencia sápida!

Por cierto, en Gyro's al medio día ofrecen un plato del día -a 120 L.- que suele ser pollo asado, acompañado del buen Marmahón que preparan. También es posible comprar algunos platillos congelados (como las empanadas) para hornear (o freír) en casa... todo un acierto!

En resumen: Gyro's es, siempre, garantía de frescor, calidad y disfrute gastronómico. Excelente comida árabe de clara factura casera que se sirve con amor -desafortunadamente- en un entorno anodino y frío. ¡Totalmente recomendado!



Categoría "Wine-Bar/Cafetería/Pub" Gyro's, Tegucigalpa.
Puntuación
Entorno - Ambiente
5.5
Servicio
6.5
Bebidas - Comida
9.1
Puntuación Media
7.6
Relación Calidad Precio
8


Disfruten!

martes, 9 de junio de 2015

Priorat, paraíso de la viticultura: visita al Celler Mas Doix y Celler Scala Dei

El pasado #ViajealasEstrellas condujo al Lempira de restaurante en restaurante, y de región vitivinícola en región vitivinícola. Tras visitar en Montilla Moriles una de las mejores bodegas del mundo (ver post aquí), Burdeos y el maravilloso pueblo de Saint Emilion, cuna de la viticultura francesa y casa de una de las regiones vínicas más prestigiosas e impresionantes, le tocó el turno a Gratallops y Poboleda, epicentro de la Denominación de Origen del Priorat, a unos 100 Kmts al sur de Barcelona, cerca de Tarragona y Reus.

¿Qué tal las vistas desde Siurana?


Y es que la elaboración de los vinos en la zona del Priorat se remonta hasta nada más y nada menos que 1194, cuando los Monjes Cartujos, provenientes de La Provenza, se establecieron en la zona tras comprobar, cuenta la leyenda, cómo del pino más alto de la región en frías y oscuras noches emergía una escalera por la que ascendían y descendían los ángeles.


Quizás sea esta la razón por la que los vinos del Priorat tengan semejante potencia y a la vez sedosidad, descaro y a la par armonía, opulencia y profundidad, garra y terciopelo... quizás sucede que durante las noches de invierno son los ángeles quienes, antes de volver al cielo, hacen parada en alguna de las bodegas de la zona. No en vano, es mundialmente sabido que la cantidad de vino que se filtra por los poros de las barricas de roble durante el proceso de crianza (entre el 1% y el 5% al año), es el vino que se beben los ángeles... la parte de los ángeles, se suele decir.

Pues bien, estos ángeles, los que pasan por Priorat, además de tomarse su correspondiente parte, deben hacer algo más... sobre todo en los últimos años, porque la calidad de los caldos de la zona no deja de aumentar... Aunque parte del mérito habrá que atribuírsela, sin duda, al conjunto de nuevos enólogos que hace ya un par de décadas redescubrieron la potencialidad de un paraje milenario... Álvaro Palacios, uno de los elaboradores más reconocidos de España, ha sido el responsable de volver a poner de moda a los ángeles del Priorat con un vino que mucho tiene de espiritual: 

L'Ermita.


Elaborado con viñas centenarias de la uva Garnacha y Cariñena situadas en la mágica finca de la Ermita de Gratallops, este impresionante vino hace las delicias de los mortales año a año. Los afortunados que pueden pagar el precio de la botella (unos 1000€, esto es: 25,000 L.) disfrutan de la magia que se esconde en este enclave...


Impresionantes las viñas de L'Ermita, situadas justo al lado de la escalera al cielo que utilizan los ángeles de la zona... ¿no es maravilloso?

Desafortunadamente no hubo suerte, y Álvaro no se encontraba en la zona, motivo por el cual el Lempira se quedó sin poder probar L'Ermita. En cualquier caso, no son los vinos de Álvaro Palacios los únicos vinos mágicos e imprescindibles del Priorat... bodegas como la de Esther Nin, Terrorir al Límit, Martinet, Ferrer Bobet, Clos Mogador, Scala Dei o Mas Doix (entre otros muchos), están elaborando verdaderas joyas de prestigio mundial.

Por eso, el Lempira que come, acompañado por su buen amigo y futuro enólogo Daniel Jiménez, aprovechó para visitar una de las bodegas familiares que le resultan más atractivas: 

Celler de Mas Doix. 

Fundada oficialmente en 1999, esta bodega tiene en realidad siglos de historia al ser resultado de la apuesta de las familias Doix y Llagostera por poner en el estandarte mundial el fruto de las históricas viñas de sendas familias: unas familias elaboradoras de vino desde el año 1850.


En la actualidad, la bodega situada en Poboleda, cuenta con varias hectáreas de viña repartida en los terroirs más prestigiosos de la zona, incluyendo 4 ha. de Cariñena sembrada en 1902 y otro tanto de Garnacha con más de 80 años... La combinación del saber hacer de las familias fundadoras de la bodega, unas impresionantes fincas con perfecta orientación, una excelente temperatura durante todo el año, unas impresionantes y sanas viñas viejas, y los mágicos suelos de pizarra (conocidos en la zona como suelos de licorella), no pueden dar como resultado otra cosa más que vinos de meditación. Vinos de disfrute máximo, vinos de clase mundial. 


Observen cómo las raíces de las viñas tienen que aprovechar las grietas que provoca el agua para penetrar en la pizarra... esta característica propia del Priorat es la que confiere a sus vinos un especial sabor y aroma...

Y miren el paisaje que nos muestra orgulloso Valentí, socio fundador de la bodega, que ofició de maestro de ceremonias conduciendo al Lempira por los viñedos de Garnachas viejas con los que elabora Doix. Sin duda, uno de los vinos que más disfruta el Lempira que come por su fragancia floral, por las toneladas de fruta roja y negra, por los balsámicos y por la profundidad y sedosidad de su opulento paso por boca, que seguramente guarde relación directa con el impresionante paisaje del que están hechas estas uvas...


Tras la visita al viñedo, paseo por la bodega... sala de crianza y explicaciones varias del proceso de elaboración de los vinos de Mas Doix (selección de uva, prensado suave, fermentación con levaduras autóctonas, y crianza en barricas nuevas de roble francés).


Para finalizar el recorrido: la cata con Valentí y uno de los enólogos de la bodega de prácticamente todos los vinos de Celler Mas Doix. El primero, Les Crestes 2012, un vino con 10 meses de crianza elaborado con viñas jóvenes de garnacha 80%, cariñena 10% y syrah 10%. Un vino fácil de beber, muy frutal y ágil, con mucha fruta roja en nariz y boca.


Tras éste, un Salanques 2011, un vino elaborado con viñas viejas de Garnacha (65%), Cariñena (25%)  y Syrah (10%) con una crianza de 14 meses en barricas nuevas y viejas de roble francés. Un vino más hecho, con buen acidez, mucha fruta en boca y la madera aún presente... mejorará con los años en botella. Al menos eso presagia el Lempira, porque el Salanques 2006 que cató a continuación estaba realmente impresionante. Redondo en boca, perfectamente integrada la madera, con notas frutales, balsámicos, y algo de tabaco... los taninos suaves y un final muy largo. Un excelente vino.

Pero aún había más: el Doix 2010 y el Doix 2007 para coronar la sesión. Ambos elaborados con viñas muy viejas de Cariñena (55%) y Garnacha (45%), y una crianza de 16 meses en barricas de roble francés. El primero muy vivo. Exuberante se podría decir. En plena juventud temprana. Es un vino que pide a gritos tiempo en botella para que termine de integrarse la madera y evolucionen sus aromas y sabores... potencial tiene a raudales. Muy buena acidez y mucha complejidad auguran a este vino un porvenir maravilloso. El mismo, sino incluso más, que el 2007: ES PEC TA CU LAR. Qué vino! mejor probarlo que describirlo. Sedosidad, armonía, elegancia no exenta de potencia sápida. Un vinazo.


En resumen: grato recuerdo con dedicatoria incluida para el Lempira que come, excelente trato de Valentí, muy instructiva visita a los viñedos y deliciosos los vinos de esta bodega... si van por la zona, no lo duden: Celler de Mas Doix.

Celler Scala Dei.
La bodega más longeva del Priorat, situada en el Rebost de la Cartoixa, a escasos kilómetros del monasterio de Scala Dei, elabora vinos ininterrumpidamente desde antes incluso de 1878, fecha en la que se etiquetó haciendo gala de la zona de elaboración -Priorat- por vez primera un cargamento de vino destinado a la Exposición Universal de París, donde ganó la medalla de oro.


Una bodega con muros de piedra y salas de crianza que datan del Siglo XVII, hacen de Scala Dei una visita obligada. Mas aún cuando ésta se hace guiados por Jaume Pujol, uno de los enólogos de la bodega, quien además de mostrar al Lempira las instalaciones de Scala Dei, le dio a catar alguno de los caldos que se encuentran en proceso de crianza...


En la actualidad, Scala Dei apuesta por los vinos de finca: vinos elaborados a partir de una rigurosa selección de las mejores parcelas de garnachas viejas con diferentes orientaciones y suelos. Utilizando diferentes procesos de elaboración y técnicas de maduración y crianza, como por ejemplo, fermentación con raspón, maduración en cemento sin paso por barricas, crianza en ánforas (como las que se encuentran enterradas bajo arcilla en la caja junto a la que se sitúa el enólogo Jaume Pujol) o en distintos tipos y tamaños de barricas de roble francés, consiguen transmitir la personalidad de cada Terroir maquillada con maestría.


El Lempira tuvo la fortuna de catar un vino elaborado a partir de la misma finca de garnachas viejas en 3 maduraciones diferentes: en cemento, en barrica de roble y en ánfora. Es impresionante sentir cómo el mismo vino, elaborado a partir de las mismas uvas y siguiendo exactamente el mismo proceso de elaboración se matiza tanto durante su proceso de maduración.

El primero, madurado durante 10 meses en cemento, era un vino punzante, muy fresco, con una acidez brillante y muchas notas de fruta roja. Un vino al que el tiempo en botella le sentará de maravilla. Un vino franco, directo y sin artificios de ningún tipo. Muy rico...

El segundo, con una crianza de unos 10 meses en barrica de roble francés, tostado medio, se sentía completamente dominado por la madera (algo normal teniendo en cuenta que estábamos catando el vino directamente de la barrica). Había perdido el descaro y la vivacidad que tenía el anterior vino, pero se le intuía cierta elegancia... El Lempira pensó que quizás mejoraría procediendo a realizar un coupage entre este vino y el madurado en cemento. El enólogo comentó que aún no tenían claro cómo saldrían estos vinos al mercado, pero que la bodega era partidaria de hacer una edición especial: un estuche con los 3 vinos.

El tercero, con una crianza de unos 10 meses en ánforas, era ES PEC TA CU LAR. Un vino para el recuerdo pues a la vivacidad del primero aunaba la elegancia del segundo, y, además, unas notas ahumadas tremendamente atractivas. Jaume Pujol comentó que este tipo de maduración les estaba saliendo cara, pues la porosidad de las ánforas multiplicaba la pérdida de vino por evaporación sensiblemente. El Lempira se acordó inmediatamente de los ángeles del Priorat... Qué buen gusto tenían: bebían más, del que más les gustaba...

La visita a Scala Dei concluyó con un regalillo muy especial... la cata de un Vi Ranci de 1976, un vino para el recuerdo, la meditación y el amor.


En resumen: visitar Scala Dei y catar sus garnachas vale la alegría. Más si es en compañía de un apasionado enólogo como Jaume. Muchas gracias por todo!



Y ya saben los y las lectores y lectoras... la vida es demasiado corta como para tomar mal vino!

lunes, 1 de junio de 2015

Los 50 mejores restaurantes del mundo (2015) son...

Llegó junio de 2015, y llegó la famosa lista "50 Best Restaurant" patrocinada por Pellegrino y Aqua Panna. Una lista controvertida y llena de polémica porque se desconoce prácticamente todo de ella: no se sabe quiénes ejercen de jurado, no se sabe qué criterios utilizan para valorar los restaurantes, y no se sabe tampoco cómo es el proceso de valoración. Esto es, la metodología que se sigue para realizar las correspondientes valoraciones... por lo que es ésta una lista sin mucha credibilidad para el Lempira.

Sin embargo, cosas de la vida, es "50 Best Restaurant" actualmente la segunda lista más importante del mundo, por detrás de la más famosa y mucho más rigurosa Guía Michelín que, como saben, premia a los restaurantes de Francia, España, Alemania, Italia, Japón, Nueva York y San Francisco con 3, 2 o 1 estrella, en función de la calidad de la propuesta gastronómica.

Entre los resultados de esta edición de "50 Best" destaca el importante ascenso de DiverXo, uno de los restaurante fetiche del Lempira que come, que pasa de la posición 94 a la posición 59, aunque, en realidad, nadie entiende que suba "tan poco", sobre todo teniendo en cuenta que se han colado 58 restaurantes antes entre los cuales, están algunos que, francamente, no merecerían tal reconocimiento.


Además, teniendo en cuenta la propuesta gastronómica de Dabiz Muñoz, el Chef de DiverXo, y su cada vez mayor influencia en la Alta Cocina alrededor del mundo, todo hacía presagiar la entrada de este restaurante, cuanto menos, en el Top 20 (ya saben que para el Lempira, merecería ser considerado como uno de los 3 mejores restaurantes del mundo). El nivel del menú fue estratosférico, con sus Lienzos y evoluciones, pero de eso hablamos en este otro post...

En fin.

La nota positiva para la gastronomía latinoamericana es que hay 9 restaurantes latinos entre los 50 mejores del mundo

ES PEC TA CU LAR! A continuación, algunos comentarios de cada uno de ellos:

En el puesto 45, un viejo conocido del Lempira que come: Maido, en Lima Perú. Restaurante Nikkei que combina maravillosamente la gastronomía peruana con las raíces japonesas. Imprescindible la visita de un restaurante en estado de gracia... Pura armonía sápida en las propuestas de Mitsaharu Tsamura.

Seguidamente algunas fotos del menú de Maido, de hace un año y medio (hablamos de él aquí)


En el puesto 42, otro conocido del Lempira, el chileno Boragó. Un restaurante que lleva años creciendo y cosechando cada vez mejores críticas internacionales con una cocina de raíz chilena detallista y con técnicas de vanguardia. ¡Tocará regresar a probar el menú!

(Fotografía extraída de www.santiagourmet.com)

En el puesto 41, el restaurante Maní de la premiada hace un año como mejor Chef mujer del mundo, Helena Rizzo en Sao Paolo.

(Fotografía extraída de www.theworlds50best.com)

En el 37 se sitúa Biko, bastión de la cocina mexicana de inspiración vasca... y en el 35, el también restaurante mexicano Quintonil. El Lempira no termina de entender cómo Quintonil puede estar tan arriba en esta lista... comió allí hace un año y pese a disfrutar el menú, entiende que éste no puede considerarse un menú de referencia en el mundo (mucho menos cuando hay otros restaurantes en el propio DF de mayor nivel: el eternamente olvidado Paxia, por ejemplo).

El siguiente restaurante latinoamericano de la lista de los 50 mejores restaurantes del mundo 2015, se encuentra en el puesto 16: todo un referente de la Nueva Alta Cocina Mexicana, con el Chef Enrique Olvera a la cabeza: Pujol, el restaurante al que más ganas le tiene el Lempira que come de todos los latinoamericanos de la lista... por ser pionero en la aplicación de las técnicas de vanguardia al servicio de la tradición de una de las cocinas más impresionantes del mundo: la cocina mexicana.

Miren cómo trabajan el maíz, y el mole... auténtica maravilla!

(Fotografía extraída de www.pujol.com.mx)

(Fotografía extraída de www.luckypeach.com)

En el puesto 14, otro viejo conocido del Lempira que comeAstrid y Gastón, el restaurante fundado por el archiconocido Chef Gastón Acurio, continúa en buena forma y siendo reconocido como uno de los mejores de Latinoamérica y del mundo!

Siempre recordaremos aquél menú histórico de conmemoración de 20 años de carrera (y del que hablamos aquí). Qué recuerdos:




En el puesto 9, el genio de Álex Atala y su restaurante DOM, en Sao Paolo... un hueco entre los 10 mejores restaurantes del mundo para un Chef con carácter, personalidad y muchísima arte en sus manos. A ver si hay suerte y logramos concretar el viaje a su pequeño gran templo gastronómico!

Ingredientes amazónicos y técnicas de Alta Cocina...

(Fotografía extraída de www.domrestaurante.com.br)

y... la gran noticia: por vez primera se sitúa tan alto un restaurante latinoamericano... en el puesto 4 del mundo:

Central, en Lima, Perú. El Chef Virgilio Martínez debe estar loco de contento... y nosotros también! La propuesta gastronómica de este restaurante peruano no ha pasado desapercibida últimamente. Lástima que el Lempira no tenga planificado viaje a Perú pronto, porque cuando por allí estuvo no tuvo ocasión de visitar Central.

(Fotografía extraída de www.elcomercio.pe)

Listado completo de los mejores restaurantes del mundo para el año 2015, según 50 Best Restaurants:



Y recuerden que la única forma de saber si la lista es o no acertada... es ahorrando para visitar los que se pueda!