martes, 17 de febrero de 2015

Toro Albalá: una de las mejores bodegas del mundo

El Lempira que come ha tenido el inmenso privilegio de visitar, de la mano del buen amigo y mejor enólogo Pepe Peinado (director del blog Aderramar) -con quien, por cierto, espera concretar algún día la aventura de producir conjuntamente un buen fino y un buen amontillado-, las instalaciones de la legendaria bodega Toro Albalá. Reconocida internacionalmente, por fin, como un tesoro de la humanidad... 


El reconocimiento internacional para la bodega situada en Aguilar de la Frontera (Córdoba, España) y perteneciente a la Denominación de Origen Montilla-Moriles, ha sido consecuencia de que Robert Parker, el más influyente catador del mundo, le haya otorgado a uno de sus vinos, un impresionante Pedro Ximenez dulce, la calificación más alta que se ha entregado jamás en la zona: 100 Puntos. La perfección.

Los aficionados al vino de calidad, y los lugareños, que ya sabíamos de la grandiosidad que detrás de esas paredes se preservaba desde el año 1922, estamos de enhorabuena... Felicidades a Toro Albalá!

Y es que en Toro Albalá se crían vinos generosos: finos, amontillados, olorosos y Pedro Ximenez desde hace cientos de años, como lo atestigua la impresionante sala de criaderas y soleras, repleta de botas de roble americano de 500 Litros llenitas de mágicos e históricos vinos...


Entrar a esta sala produce una emoción sin igual... uno tiene la sensación de estar adentrándose en una especie de templo sagrado y de acceso restringido. Atravesar la puerta de este espacio y descender las escalareas hacia la solera que soporta el peso de la historia, respirando los años del ambiente, es pura magia... más aún cuando uno tiene la oportunidad de probar semejantes tesoros...


Primero, el Lempira que come (y que, definitivamente, chupa) probó un fino... el conocido como Toro Albalá Fino Eléctrico, en recuerdo a que antes de ser bodega las instalaciones funcionaban como fábrica eléctrica. Buen inicio de cata. Un vino que sale al mercado con, al menos, 4 años de crianza en sistema de Criaderas y Soleras... un vino complejo, con cuerpo, seco y punzante. Un buen fino...

Luego, vinieron las sorpresas. El Lempira tuvo ocasión de saborear el Amontillado Marqués de Poley 1951... y se enamoró: por su profundidad, su capacidad de estremecer al catador llenando la boca de sabores y sabores, por su capacidad de apabullar, de saturar la comprensión... Y eso es lo que sucedió: complejidad máxima y potencia sápida no exenta de equilibrio y sedosidad. Es, sencillamente, una auténtica joya de la simbiosis que representa el vino: la madre naturaleza y la mano del hombre. No podría el Lempira describir cuántos aromas y sabores estaban presentes en semejante vinazo. Otro que merecería los famosos 100 puntos...


Y luego, todavía más... pues faltaban los tan ansiados PX dulces. El Lempira que come, junto con Pepe Peinado y el maestro tonelero (en la foto, a la izquierda, Pepe), tuvo ocasión de probar el PX 1963 y el Don PX Convento Selección 1946. Ambos absolutamente diferentes. El primero con dejes muy notables de café tostado, el segundo, puro coco. El primero, más potente, más aguerrido, con aristas y con una buena acidez que da a atender que dentro de 20 años será todavía más impresionante vino... el segundo, el PX 1946 de Toro Albalá, reconocido con 100 Puntos Parker, es armonía pura. Una danza. Una sinfonía. Equilibrio, redondez... un vino esférico lleno de matices. 



Ambos, son vinos para tomar unos sorbitos y meditar... esperarlos, sentirlos y reflexionar con ellos sobre el amor, la vida, el más allá y la infinidad del universo. Así le pasó al Lempira, quien dijo mientras cerraba sus ojos y paladeaba el denso vino:

- "Lo pequeños que somos los humanos y lo grandiosas que son algunas de nuestras obras cuando logramos armonizarnos con nuestra Madre Tierra" 

Definitivamente, estos son vinos de amor. 

La inolvidable visita, terminó en la sala artesanal de embotellamiento y etiquetado (todas las etiquetas de los vinos "premium" de Toro Albalá se elaboran a mano, una a una), pasando por la nave histórica de la bodega...


En la foto superior, una partida de PX viejos de Toro Albalá... etiqueta artesanal en madera firmada a mano...


El museo de Toro Albalá y sus botas históricas firmadas... Abajo, una muestra de la tienda, donde el Lempira se pudo llevar alguno de los vinos que más le impresionó: Marques de Poley Amontillado 1951 y...  


Desgraciadamente, nadie en Honduras ni Centroamérica importa este tipo de vinos... y cree el Lempira que funcionarían porque son ES PEC TA CU LA RES vinos.

Que alguien se anime!

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