martes, 24 de junio de 2014

Hacienda San Lucas, Copán. El Sol, la Luna, las Estrellas...


La Hacienda San Lucas se ha convertido en uno de los establecimeintos de lujo más interesantes de Honduras. Un hermoso hotel y unas hermosas vistas al pueblo de Copán Ruinas e incluso a las Ruinas de Copán, hacen de este lugar encantador un espacio mágico donde alojarse y hacer realidad un cuento de hadas, duendes y Mayas.

La Hacienda San Lucas se encuentra situada pasando el río que cruza Copán. En la loma del cerro, frente al sol y al pueblo, en un maravilloso entorno. Edificada hace más de 100 años por la familia Cuevas, quienes siguen siendo sus propietarios y gestores con Flavia Cueva a la cabeza, la Hacienda San Lucas ha ido transformándose con los años hasta convertirse hoy en un Hotel Boutique ecosostenible, restaurante y sala de eventos que logra cautivar al visitante según llega, en Tuc-Tuc o carro, desde el pueblo.


Construcciones de estilo colonial, de ladrillo de adobe y estuco rústico pintado en blanco, se suceden una tras otra. La madera vieja y noble, las tejas de los techos, los enormes hornos centenarios y una tupida vegetación dibujan un paisaje de ensueño. El acceso al recinto principal de La Hacienda San Lucas, una cocina antigua redecorada para servir de espacio de servicio al restaurante y recibimiento al huésped o comensal, es buena muestra de lo que ofrece San Lucas: autenticidad. Decoración cuidadísima y restauración fiel al original. Un entorno que genera candor en cada mirada, en cada paso, en cada inspiración.

La sala contigua a la cocina antigua funciona de recepción oficial y sala de descanso y relajación del hotel o el restaurante. Con un escritorio a la izquierda y numersosas vitrinas donde se exhiben obras de arte, la sala se revela como el lugar ideal para sentarse en los cómodos y hermosos sofás, relajarse y leer. El porche de la casa funciona como antesala al jardín y al paisaje que se declara Patrimonio Natural y Cultural. También en el porche se sitúan las mesas en las que se dará de comer al comensal.


Las vistas del jardín son impresionantes: el sol poniéndose a media tarde tras los picos de las montañas que protegen a Copán, el río al fondo del valle, y las Ruinas Mayas, imperturbables, al fondo del tupido bosque. Las luces del pueblo, tímidas, anuncian el fin de la la luz del sol y dan la bienvenida a la luz de la luna, jugando al escondite con las más bellas de las estrellas del universo: las estelas Mayas de Copán.


Y así fue como el Lempira se tomó una limonada, recordando sus ancestros en La Hacienda San Lucas. Después, cenó en el hermoso restaurante, a la luz de numerosas velas y el encanto de las flores del jardín. Sin duda, un entorno absolutamente magnífico.

El Restaurante de Hacienda San Lucas ofrece en la noche una sola opción: un menú degustación que debe ser reservado previamente vía mail (info@haciendasanlucas.com) y que consta de una entrada, un primer plato, un plato de fondo y un postre. En total, 4 pasos (3 salados y uno dulce) al precio de 35 US$. Esto es, 700 L. bebidas no incluidas. Un precio, como pueden ver, elevado y que hace esperar mucho, pues ya juega en una categoría de precios de nivel internacional. De hecho, hay menús con esta misma composición y un precio similar en restaurantes galardonados con estrellas michelín en Estados Unidos, Francia o España.

El menú de la noche que probó el Lempira se componía de una ensalada de cuajada, melón, encurtidos de papaya verde, vinagreta de flor de jamaica, aceitunas y habas crujientes como entrada, un primer plato de sopa de Maíz con Chipilín, un plato principal de fajitas de pollo al jengibre con zanahorias a la naranja, y un postre de papaya en miel con ponque de ron.

La ensalada, de interesante composición, estaba deliciosamente presentada (el Lempira debe pedir disculpas a l@s lectores porque consecuencia del hechizo del color, olvidó tomar una foto). La cuajada de color blanco hacía contraste con el naranja del melón y el rojizo de la vinagreta aromatizada a la flor de jamaica. Sin embargo, el resultado final de una interesante idea, mezclar los dulces del melón con los ácidos de los encurtidos (papaya verde encurtida) y el crujiente de las habas con la terneza de la cuajada, no terminó de ser el mejor. Los sabores no se ligaban entre sí, por más que lo intentaba el Lempira.

El segundo paso del menú, la sopa de Maíz con chipilín, podría decirse que se quedaba en la puerta de entrada a algún lugar, pero no la atravesaba. El sabor de la sopa era sutil y la textura muy agradable. Una sopa ligera, con una fragancia a maíz dulce atrayente y un sabor delicado. Las hojas de Chipilín no parecían aportarle mucho a la sopa, más que un ligerísimo fondo. Quizás la sopa estaba un pelín dulce de más.

En opinión del Lempira, un plato más que correcto, rico, pero que podría dar muchísimo más de sí... 

El tercer paso del menú, las fajitas de pollo al jengibre con crujientes de zanahoria a la naranja y ejote al ajonjolí, se mostró anodino e incluso contradictorio. El Lempira esperaba una mejor conjunción de los diferentes componentes del plato, lo cuales, uno por uno tenían buen sabor, pero en conjunto no funcionaban. Las zanahorias a la naranja estaban perfectamente crujientes y tenían un sabor muy profundo de naranja. Tanto así que parecían más un postre que un acompañamiento al pollo. Los ejotes con ajonjolí estaban mal ejecutados, porque estaban un poquitín hilachosos, aunque, ciertamente tenían un sabor muy penetrante a ajonjolí. El protagonista del plato, las fajitas de pollo al jengibre, tenían un potente sabor a jengibre. El conjunto era complicado de manejar.

El cuarto paso y final, fue, quizás, lo mejor de la noche junto a las vistas. La papaya en miel estaba deliciosa, elaborada al estilo tradicional para generar una textura crujiente exterior y una deliciosa sensación de explosión en la boca cuando se mastica; pues su interior, cremoso, inunda el paladar. Excelente. Una ejecución de un plato tradicional de 10. Canela, pimienta gorda, azúcar, miel y papaya perfectamente texturizada. Inmejorable. El acompañante en forma de queque de ron pasaba desapercibido. El postre pedía centrar la atención en la papaya en miel, por sabor, por textura, por aroma. 


En el capítulo bebidas decir que Hacienda San Lucas ofrece ricos frescos naturales, cervezas nacionales, algunas de importación y muy escasas pero más o menos acertadas referencias de vino: Tivento Reserva CS - Malbec, un vino interesante, potente (a 25 US$), y Tribu Malbec (mismo precio). Las copas de vino se ofrecen a 6 US$, precio elevado. Se ofrece hielera para el vino blanco o el espumoso y se realiza descorche en mesa. Las copas en las que se sirve el vino son buenas.

En Resumen: Hacienda San Lucas ofrece unas espectaculares vistas y un alojamiento de impresionante calidad. Comodidad, lujo, exqusitez en el trato y un ambiente inigualable, acogedor, cálido... sin parangón. Sin embargo, la cocina, a día de hoy, no está a la altura del precio que se pide ni del entorno tan maravilloso donde se sirve. En cualquier caso, es un lugar impresicindible para tomar algo y comer un postre mientras se disfruta de la puesta del sol.


Categoría "Restaurantes" Hacienda San Lucas, Copán Puntuación
Entorno 10
Servicio 8
Servicio Vino 6
Comida 7,3
Puntuación Media 7,65
Relación Calidad Precio 5,5


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