Hierro, Barro y Verde café se ha convertido, con toda justicia, en uno de los referentes de la efervescente oferta gastro-cultural con la que Valle de Ángeles seduce a viajantes de Honduras, y el mundo.
Situada a escasos metros de la plaza central, esta gastro-cafetería ofrece todo lo necesario para disfrutar del tiempo, del amor, de un libro, de una charla, de un re-encuentro, del violín que todo sábado suena en directo, o, simplemente, de la atractiva oferta dulce y salada de la cocina...
Deliciosos espacios cálidamente decorados, con cientos de objetos elaborados a base de barro y hierro, se reparten en una casa colonial de dos plantas. Abajo, la barra y la cocina dan la bienvenida al comensal, que enseguida se siente cautivo de lo que allí se ofrece. Mucho más que comida. La pastelería exhibida en el mostrador principal es sólo el primer estímulo. Tras las puertas de esta primera sala, la terraza posterior (con una bonita fuente que el Lempira no vio funcionar, unas cuantas mesas para 4 comensales, varias decenas de objetos colgantes -mitad casitas de pájaros, mitad personajes volantes-, y mucha, mucha, muchísima cerámica a la izquierda, en el taller de cerámica), y el jardín exterior lateral (con una escultura a tamaño real de una yunta de bueyes).
Ambos ambientes muy agradables!
Si uno opta por virar a la izquierda, además del taller de cerámica, verá la entrada a la bonita tienda repleta de hierro... y barro. Cientos, sino miles, de objetos decorativos, y detalles de todo tipo. Incluso algo de ropa.
Por la tienda, se accede a la planta superior, donde se encuentra una inmensa sala diáfana, especialmente preparada para hacer las veces de galería de exposiciones, y chill out. El banco bajo del fondo es perfecto para las jóvenes y enamoradas parejas... para el resto de mortales, el reclamo principal de la sala son las pinturas y las macetas que exhiben con descaro su desenfadado y rompedor estilo entre punk-rock y pop-art, a lomos de la corriente urban-art.
Si al comensal aún le queda aliento, puede deleitarse con la luz que accede por las coloniales ventanas de madera que inunda, literalmente, el espacio... o dejar volar la imaginación mirando la vegetación de nuestro Valle.
Mirando por esa ventana, el Lempira que come quiso mudarse a Valle de Ángeles. Hasta que decidió que deberá conformarse con algunos de los personajes volantes. Tanto le gustaron que compró un par de ellos para su árbol de aguacate, el cual, por cierto, está luchando para ofrecer toda la magia de la madre tierra... a ver qué tal se da esta cosecha! (el año pasado dio unos 60 inmensos aguacates, pero el anterior fueron 120!)
En el plano gastronómico, la oferta de Hierro, Barro y Verde café se mueve en los parámetros que se espera de un local orientado a recibir permanentemente visitas de comensales, curiosos, galeristas, artistas, etc. Café (28 L.), Té (30 L.), Frescos naturales (35 L.), Shakes (40 L.), Cerveza (40 L.), Mokafé (35 L.), productos dulces como Cheesecake (75 L.), Repostería variada (35 L.), Flan de coco (60 L.), Tres leches (60 L.), Pie de limón (60 L.)... y elaboraciones saladas, entre las que destacan las Pizzas artesanas (entre 280 y 380 L.), las Hamburguesas (170 L.), y las Ensaladas varias.
Como era hora de merendar, el Lempira se decantó por un Batido de fresa, un Mokafé, un Pie de limón y un Flan de coco.
El Mokafé, especialidad de la casa según informó la muy amable mesera, se presenta con crema batida y un punto de cacao que no enmascara el sabor del café. Una bebida de agradable textura y sabor. Recomendable.
La textura del batido, sin embargo, no era la mejor. Demasiados trozos de hielo dificultaban el pleno disfrute de la fresa. De igual modo, terminaban por aguar la leche con la que estaba elaborado. Los pequeños detalles son clave en las elaboraciones sencillas, como la de un batido. Fresa fresca natural (no congelada) y leche entera directamente ordeñada de la vaca (quizás es posible conseguirla en Valle de Ángeles) harían de este batido una maravilla. No es el caso.
El Flan de coco sí cumplía con creces. Hermoso color casi dorado, caramelo brillante, temblorosa textura y buen sabor. Quizás se echa de menos un punto más de coco... en cualquier caso, un rico flan.
En cuanto al Pie de limón, se dejaba disfrutar. La masa resistía la buena cantidad de relleno de limón, el merengue era suficientemente consistente, y el sabor global del mismo no estaba dominado por el fondo de huevo, cosa que muchas veces sucede (aunque no debiera).
En futuras visitas el Lempira optará por probar las más que apetitosas pizzas que pasaron por su lado... sin duda!
En resumen: Hierro, Barro y Verde café es un MUST total en Valle de Ángeles. Un lugar donde es posible bajarse del tiempo, leer, disfrutar del arte, platicar, o volverse a enamorar. Un lugar que merece más que una visita...
Disfruten del Valle, nuestro Valle!
Situada a escasos metros de la plaza central, esta gastro-cafetería ofrece todo lo necesario para disfrutar del tiempo, del amor, de un libro, de una charla, de un re-encuentro, del violín que todo sábado suena en directo, o, simplemente, de la atractiva oferta dulce y salada de la cocina...
Deliciosos espacios cálidamente decorados, con cientos de objetos elaborados a base de barro y hierro, se reparten en una casa colonial de dos plantas. Abajo, la barra y la cocina dan la bienvenida al comensal, que enseguida se siente cautivo de lo que allí se ofrece. Mucho más que comida. La pastelería exhibida en el mostrador principal es sólo el primer estímulo. Tras las puertas de esta primera sala, la terraza posterior (con una bonita fuente que el Lempira no vio funcionar, unas cuantas mesas para 4 comensales, varias decenas de objetos colgantes -mitad casitas de pájaros, mitad personajes volantes-, y mucha, mucha, muchísima cerámica a la izquierda, en el taller de cerámica), y el jardín exterior lateral (con una escultura a tamaño real de una yunta de bueyes).
Ambos ambientes muy agradables!
Si uno opta por virar a la izquierda, además del taller de cerámica, verá la entrada a la bonita tienda repleta de hierro... y barro. Cientos, sino miles, de objetos decorativos, y detalles de todo tipo. Incluso algo de ropa.
Por la tienda, se accede a la planta superior, donde se encuentra una inmensa sala diáfana, especialmente preparada para hacer las veces de galería de exposiciones, y chill out. El banco bajo del fondo es perfecto para las jóvenes y enamoradas parejas... para el resto de mortales, el reclamo principal de la sala son las pinturas y las macetas que exhiben con descaro su desenfadado y rompedor estilo entre punk-rock y pop-art, a lomos de la corriente urban-art.
Si al comensal aún le queda aliento, puede deleitarse con la luz que accede por las coloniales ventanas de madera que inunda, literalmente, el espacio... o dejar volar la imaginación mirando la vegetación de nuestro Valle.
Mirando por esa ventana, el Lempira que come quiso mudarse a Valle de Ángeles. Hasta que decidió que deberá conformarse con algunos de los personajes volantes. Tanto le gustaron que compró un par de ellos para su árbol de aguacate, el cual, por cierto, está luchando para ofrecer toda la magia de la madre tierra... a ver qué tal se da esta cosecha! (el año pasado dio unos 60 inmensos aguacates, pero el anterior fueron 120!)
En el plano gastronómico, la oferta de Hierro, Barro y Verde café se mueve en los parámetros que se espera de un local orientado a recibir permanentemente visitas de comensales, curiosos, galeristas, artistas, etc. Café (28 L.), Té (30 L.), Frescos naturales (35 L.), Shakes (40 L.), Cerveza (40 L.), Mokafé (35 L.), productos dulces como Cheesecake (75 L.), Repostería variada (35 L.), Flan de coco (60 L.), Tres leches (60 L.), Pie de limón (60 L.)... y elaboraciones saladas, entre las que destacan las Pizzas artesanas (entre 280 y 380 L.), las Hamburguesas (170 L.), y las Ensaladas varias.
Como era hora de merendar, el Lempira se decantó por un Batido de fresa, un Mokafé, un Pie de limón y un Flan de coco.
El Mokafé, especialidad de la casa según informó la muy amable mesera, se presenta con crema batida y un punto de cacao que no enmascara el sabor del café. Una bebida de agradable textura y sabor. Recomendable.
La textura del batido, sin embargo, no era la mejor. Demasiados trozos de hielo dificultaban el pleno disfrute de la fresa. De igual modo, terminaban por aguar la leche con la que estaba elaborado. Los pequeños detalles son clave en las elaboraciones sencillas, como la de un batido. Fresa fresca natural (no congelada) y leche entera directamente ordeñada de la vaca (quizás es posible conseguirla en Valle de Ángeles) harían de este batido una maravilla. No es el caso.
El Flan de coco sí cumplía con creces. Hermoso color casi dorado, caramelo brillante, temblorosa textura y buen sabor. Quizás se echa de menos un punto más de coco... en cualquier caso, un rico flan.
En cuanto al Pie de limón, se dejaba disfrutar. La masa resistía la buena cantidad de relleno de limón, el merengue era suficientemente consistente, y el sabor global del mismo no estaba dominado por el fondo de huevo, cosa que muchas veces sucede (aunque no debiera).
En futuras visitas el Lempira optará por probar las más que apetitosas pizzas que pasaron por su lado... sin duda!
En resumen: Hierro, Barro y Verde café es un MUST total en Valle de Ángeles. Un lugar donde es posible bajarse del tiempo, leer, disfrutar del arte, platicar, o volverse a enamorar. Un lugar que merece más que una visita...
Categoría
"Wine-Bar/Cafetería/Pub" Hierro Barro Verde, Valle de Ángeles.
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Puntuación
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Entorno - Ambiente
|
9
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Servicio
|
7.7
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Bebidas - Comida
|
7.8
|
Puntuación Media
|
8.075
|
Relación Calidad Precio
|
8
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Disfruten del Valle, nuestro Valle!
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