Rumba Burguer es una hamburguesería de ambiente juvenil e inspiración "retro" que ofrece numerosas hamburguesas de carne de res y combinaciones más o menos acertadas, en un buen pan.
Situado frente a la entrada trasera del Mall Los Castaños, Rumba Burguer cuenta con un espacio de parqueo para unos 6 o 7 vehículos y seguridad privada en la puerta. El local, alargado, tiene numerosas mesas redondas para 4 comensales y varias más rectangulares, situadas en los laterales y equipadas con sillones. Tras una especie de arco, se llega al espacio destinado a la cocina, al fondo. La decoración, de inspiración retro y los colores llamativos entre los que predomina el rojo, hacen del espacio un lugar agradable. A las paredes con tipografías varias y coches de época se suman los retratos en blanco y negro de artistas exitosos. En definitiva, un ambiente bien logrado tratándose de una hamburguesería.
La carta, como era de esperar, ofrece, fundamentalmente, hamburguesas. Entre ellas numerosas combinaciones interesantes y algún sonoro desatino estilo guarrindongada (ver video insertado en este post). Entre las clásicas, destacan la Cheese Bacon, de carne de res y bacon con salsa rosa (99 L. o 139 L. en combo), o la Double Burguer, con dos pisos de carne de res (129 L., 159 L. en combo). Otras propuestas más atrevidas mezclan distintos tipos de carne, como la hamburguesa Double Sensation, con pollo a la plancha y carne de res (129 L. o 159 L. en combo); e ingredientes no muy comunes en una hamburguesa: la Nacho Burguer, con nachos en su interior (109 L, 0 149 L.) o la Camaron Crispy Burguer (¡sacrilegio!), con camarones empalizados (119 L., 159 L en combo).
Los complementos que se ofrecen abarcan desde papas fritas hasta papas waffles, aros de cebolla o ensalada César (39 L.). Completan la carta algunos sándwiches de pollo (139 L.), chuleta a la plancha (89 L.), tacos (3 tacos por 79 L.) y alitas de pollo (6 a 99 L, 12 a 159 L. y 18 a 199 L.). Como postres se ofrecen panqueques de chocolate a 65 L., o Brownie Ice Cream a 35 L.
En el capítulo servicio decir que los meseros son cordiales, aunque un poco robóticos en su toma de pedidos. Conocían la carta y el producto que servían, pues supieron contestar, sin recurrir a cocina, a las preguntas del Lempira. Correcto.
Con la idea de catar de la mejor forma posible la carne de res con la que se elaboran las hamburguesas y los diferentes tipos de papas que se ofertan como acompañantes, el Lempira que come decidió ordenar una hamburguesa clásica, la Cheese Bacon Burguer acompañada con papas, queso amarillo y jalapeños; y una hamburguesa con "algo de elaboración", como la Sweet Onion (con cebolla caramelizada), acompañada con bolitas de papa, queso y también jalapeño (¿se nota que el Lempira gusta del picante?).
Los resultados fueron dispares, aunque primeramente, vale la pena destacar positivamente el pan con el que se elaboran las hamburguesas en Rumba Burguer. Ligeramente dulzon y tostadito, acompaña perfectamente el contenido salado de las hamburguesas. Si bien, satura cuando el contenido de la hamburguesa añade el toque dulzón, como era el caso de la Sweet Onion Burguer.
Vamos por pasos:
La Bacon Burguer estaba rica. El tomate fileteado y la lechuga (tipo Iceberg) completaban bien el sabor de la carne, que era intenso. Una pieza jugosa y sabrosa. Rica. La salsa rosa le daba untuosidad al conjunto y aunque no destacaba, tampoco desmerecía en demasía como era de esperar al ser salsa de bote (y no casera). El Bacon estaba crujiente y aportaba un matiz agradable. El pan, muy bien.
Los complementos de este combo eran, desgraciadamente, un despropósito. Las papas fritas congeladas de bolsa marca "no se sabe", eran lo más parecido a una argamasa para pegar ladrillos que el Lempira recuerda. Harían bien en Rumba Burguer en cambiar de marca de papas, y mucho mejor, si apostaran por servir papas fritas naturales, que además de ser ricas y sanas, cuestan lo mismo (o menos). Pero todavía peor que las papas era "el queso". Entre comillas, porque de queso, ese potingue cremoso de color amarillento y aroma a preservantes químicos, no tenía nada. Nada, claro está, más allá del nombre rotulado en el bote en el que se vende. Horrible. Los jalapeños, correctos.
La Sweet Onion Burguer estaba compuesta por la misma carne de res que la Bacon Burguer: jugosa, grasienta, saborsa. Bien. El problema era que la excesiva dulcedumbre de las cebollas caramelizadas se unía al deje dulzón del pan, haciendo reiterativo cada bocado y saturando el paladar. Un cambio de pan en esta hamburguesa, o la rebaja de azúcar en el proceso de caramelización de la cebolla, podría ser suficiente para mejorar el conjunto, que, en cualquier caso, no estaba mal.
El complemento de esta hamburguesa tampoco era, por así decirlo, muy apetecible. Una pasta de papa congelada y rebozada, frita... acompañada, una vez más, por el mismo pseudoqueso anteriormente descrito, y jalapeños. Los rebozados de papa estaban mejores que las papas fritas, lo cual no era difícil, pero tampoco eran especialmente ricos. El queso terminaba por desmejorarlo todo... El Lempira pide encarecidamente a Rumba Burguer que cambie de pasta de queso, o que la elimine de su menú. Es, francamente, mala. Sin matices.
En el capítulo bebidas: refrescos, limonada de "esencia de limón" y horchata de bote. También hay cervezas al precio de 40 L.
En resumen: Rumba Burguer es una hamburguesería que no está mal pero que podría estar mucho mejor. El pan con el que se elaboran las hamburguesas es muy rico, y la carne de res es contundente y de buen sabor. Mejores papas y algún cambio en ciertas combinaciones mejorarían mucho la valoración final. Brindamos por ello!
Situado frente a la entrada trasera del Mall Los Castaños, Rumba Burguer cuenta con un espacio de parqueo para unos 6 o 7 vehículos y seguridad privada en la puerta. El local, alargado, tiene numerosas mesas redondas para 4 comensales y varias más rectangulares, situadas en los laterales y equipadas con sillones. Tras una especie de arco, se llega al espacio destinado a la cocina, al fondo. La decoración, de inspiración retro y los colores llamativos entre los que predomina el rojo, hacen del espacio un lugar agradable. A las paredes con tipografías varias y coches de época se suman los retratos en blanco y negro de artistas exitosos. En definitiva, un ambiente bien logrado tratándose de una hamburguesería.
La carta, como era de esperar, ofrece, fundamentalmente, hamburguesas. Entre ellas numerosas combinaciones interesantes y algún sonoro desatino estilo guarrindongada (ver video insertado en este post). Entre las clásicas, destacan la Cheese Bacon, de carne de res y bacon con salsa rosa (99 L. o 139 L. en combo), o la Double Burguer, con dos pisos de carne de res (129 L., 159 L. en combo). Otras propuestas más atrevidas mezclan distintos tipos de carne, como la hamburguesa Double Sensation, con pollo a la plancha y carne de res (129 L. o 159 L. en combo); e ingredientes no muy comunes en una hamburguesa: la Nacho Burguer, con nachos en su interior (109 L, 0 149 L.) o la Camaron Crispy Burguer (¡sacrilegio!), con camarones empalizados (119 L., 159 L en combo).
Los complementos que se ofrecen abarcan desde papas fritas hasta papas waffles, aros de cebolla o ensalada César (39 L.). Completan la carta algunos sándwiches de pollo (139 L.), chuleta a la plancha (89 L.), tacos (3 tacos por 79 L.) y alitas de pollo (6 a 99 L, 12 a 159 L. y 18 a 199 L.). Como postres se ofrecen panqueques de chocolate a 65 L., o Brownie Ice Cream a 35 L.
En el capítulo servicio decir que los meseros son cordiales, aunque un poco robóticos en su toma de pedidos. Conocían la carta y el producto que servían, pues supieron contestar, sin recurrir a cocina, a las preguntas del Lempira. Correcto.
Con la idea de catar de la mejor forma posible la carne de res con la que se elaboran las hamburguesas y los diferentes tipos de papas que se ofertan como acompañantes, el Lempira que come decidió ordenar una hamburguesa clásica, la Cheese Bacon Burguer acompañada con papas, queso amarillo y jalapeños; y una hamburguesa con "algo de elaboración", como la Sweet Onion (con cebolla caramelizada), acompañada con bolitas de papa, queso y también jalapeño (¿se nota que el Lempira gusta del picante?).
Los resultados fueron dispares, aunque primeramente, vale la pena destacar positivamente el pan con el que se elaboran las hamburguesas en Rumba Burguer. Ligeramente dulzon y tostadito, acompaña perfectamente el contenido salado de las hamburguesas. Si bien, satura cuando el contenido de la hamburguesa añade el toque dulzón, como era el caso de la Sweet Onion Burguer.
Vamos por pasos:
La Bacon Burguer estaba rica. El tomate fileteado y la lechuga (tipo Iceberg) completaban bien el sabor de la carne, que era intenso. Una pieza jugosa y sabrosa. Rica. La salsa rosa le daba untuosidad al conjunto y aunque no destacaba, tampoco desmerecía en demasía como era de esperar al ser salsa de bote (y no casera). El Bacon estaba crujiente y aportaba un matiz agradable. El pan, muy bien.
Los complementos de este combo eran, desgraciadamente, un despropósito. Las papas fritas congeladas de bolsa marca "no se sabe", eran lo más parecido a una argamasa para pegar ladrillos que el Lempira recuerda. Harían bien en Rumba Burguer en cambiar de marca de papas, y mucho mejor, si apostaran por servir papas fritas naturales, que además de ser ricas y sanas, cuestan lo mismo (o menos). Pero todavía peor que las papas era "el queso". Entre comillas, porque de queso, ese potingue cremoso de color amarillento y aroma a preservantes químicos, no tenía nada. Nada, claro está, más allá del nombre rotulado en el bote en el que se vende. Horrible. Los jalapeños, correctos.
La Sweet Onion Burguer estaba compuesta por la misma carne de res que la Bacon Burguer: jugosa, grasienta, saborsa. Bien. El problema era que la excesiva dulcedumbre de las cebollas caramelizadas se unía al deje dulzón del pan, haciendo reiterativo cada bocado y saturando el paladar. Un cambio de pan en esta hamburguesa, o la rebaja de azúcar en el proceso de caramelización de la cebolla, podría ser suficiente para mejorar el conjunto, que, en cualquier caso, no estaba mal.
El complemento de esta hamburguesa tampoco era, por así decirlo, muy apetecible. Una pasta de papa congelada y rebozada, frita... acompañada, una vez más, por el mismo pseudoqueso anteriormente descrito, y jalapeños. Los rebozados de papa estaban mejores que las papas fritas, lo cual no era difícil, pero tampoco eran especialmente ricos. El queso terminaba por desmejorarlo todo... El Lempira pide encarecidamente a Rumba Burguer que cambie de pasta de queso, o que la elimine de su menú. Es, francamente, mala. Sin matices.
En el capítulo bebidas: refrescos, limonada de "esencia de limón" y horchata de bote. También hay cervezas al precio de 40 L.
En resumen: Rumba Burguer es una hamburguesería que no está mal pero que podría estar mucho mejor. El pan con el que se elaboran las hamburguesas es muy rico, y la carne de res es contundente y de buen sabor. Mejores papas y algún cambio en ciertas combinaciones mejorarían mucho la valoración final. Brindamos por ello!
Categoría "Wine-Bar/Cafetería/Pub" Rumba Burguer,
Tegucigalpa.
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Puntuación
|
Entorno - Ambiente
|
7.4
|
Servicio
|
7.4
|
Bebidas - Comida
|
6.7
|
Puntuación Media
|
7.05
|
Relación Calidad Precio
|
6,5
|
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