viernes, 3 de octubre de 2014

Cómo servir un vino correctamente, para disfrutarlo en plenitud

Hace ya un tiempo que el Lempira que come no escribe sobre su gran pasión: el vino. Y no precisamente porque no haya bebido, pues, como buen amante del vino, y catador de vinos, tiene como costumbre probar, al menos, una botella a la semana.


Empieza el Lempira aclarando que una cosa es emborracharse, y otra muy diferente, disfrutar del vino como tiene que disfrutarse. Para lo primero, no hace falta leer este post, ni tampoco saber leer. Para lo segundo, es necesario dedicarle un poco de tiempo al asunto, y a la preparación del evento.

Porque hay que ser rotundo. Descorchar una botella de vino no es lo mismo que destapar una cerveza. El servicio de vino es un ritual que, como todo ritual, consta de diferentes momentos especialmente diseñados para acercar al feligrés con la deidad correspondiente. En este caso, al comensal con el vino. Y no crean que es exageración del Lempira, porque no lo olviden: el vino lleva siendo vinculado con lo divino desde la Grecia clásica y la Roma Imperial: el dios Dionisio y el dios Baco eran deidades relacionadas con el éxtasis, la locura, la agricultura e incluso el teatro. Por no hablar de que en el cristianismo el vino representa nada más y nada menos que la sangre de Cristo.

Así que, antes de nada, tengan en cuenta que el vino es más que una simple bebida. Más que un simple producto. Y como tal, debe tratarse.


1. Para servir bien el vino y, en consecuencia, disfrutarlo más, lo primero que hay que hacer es tener la botella a la temperatura ideal de consumo. Esa máxima de que el vino tinto se bebe a temperatura ambiente es un disparate total, pues es únicamente válida cuando la temperatura ambiente oscila entre los 12 y los 18 ºC. O sea, en la primavera y el otoño francés, pero nunca jamás de los jamases en las apacibles veraniegas temperaturas de San Pedro Sula, o el desierto del Sáhara.

El primer paso para poder disfrutar del vino es la temperatura de servicio: entre 6 y 12 ºC para vinos blancos, espumosos y rosados, y entre 12 y 18-20ºC para vinos tintos.


Si ustedes tienen el vino en su casa fuera de una nevera de conservación de vinos, lo mejor para llevarlo a su temperatura ideal de consumo rápidamente es introducirlo en una hielera con abundante hielo, agua y sal. La botella de vino en contacto con el agua fría con sal se enfriará en unos 10 minutos. Un buen truco!


2. La segunda consideración importante para poder disfrutar del vino correctamente es proceder al descorche de la botella. Difícilmente se puede disfrutar de un vino, si antes no se abre la botella :)

Para hacerlo bien, se recomienda hacerse con un descorchador de tornillo de dos tiempos. Los llamados Pulltap. Es preciso retirar la cápsula que recubre el pico de la botella cortándola por debajo del gollete (justo por debajo de donde empieza el pico que sobresale) y clavar en el centro del corcho en posición vertical 100% el tornillo del sacacorcho. Es necesario presionar hacia abajo manteniendo el ángulo recto perfecto y dar vueltas al descorchador hasta llegar casi al final de la espiral. No den vueltas a la botella, sino al sacacorchos. Sujeten con fuerza la botella por la parte de sus hombros.


A partir de entonces, accionen diagonalmente el descorchador y coloquen sobre la parte superior del gollete el segundo tramo del soporte del descorchador. Con la mano izquierda se asegura el soporte al gollete y haciendo una ligera palanca con la mano derecha impulsando hacia arriba se extrae una primera sección de corcho. Posteriormense se repite la operación utilizando el primer tramo del soporte del descorchador, lo que permitirá la extracción de corcho al completo.


Es importante no hacer excesiva fuerza en diagonal porque ello podría quebrar el corcho. Para que eso no ocurra es necesario que la espiral haya entrado verticalmente (no diagonalmente) y que se haga el proceso de descorche en los dos tramos descritos. Los descorchadores que no disponen de dos posiciones ejercen demasiada presion diagonal en el corcho, lo que redunda en mayores probabilidades de romperlo.


3. La tercera cuestion importante es servir la cantidad justa de vino en la copa correctamente. Para ello es preciso acercar la botella a unos 2 centímetros de la copa y, lentamente, verter una cantidad aproximada de unos 100-120 ml de vino. Cabe recordar que la copa es un instrumento que nos permite airear el vino (moverlo en su interior para que el líquido entre en contacto con el aire y desprenda mayor cantidad de aromas), por lo que es importante no pasarse de la cantidad justa de vino. Si uno llena la copa más de la cuenta (como el Lempira tuvo ocasión de presenciar en un restaurante cuando el cliente, molesto, le dijo al mesero que le sirviera la copa completa, pues había pagado ·por una copa llena de vino y no por una copa vacía") es imposible mover el vino en su iterior, y por tanto, es imposible airearlo convenientemente.



4. El cuarto momento del servicio del vino tiene que ver con la decantación (que en stricto sensu, podría ser el tercer momento), que en algunos vinos es conveniente, pero que para la mayor parte de ellos no representa más que una snob forma de dárselas de entendido en un restaurante, o frente a impresionables amigos y familiares.

La decantación consiste en el trasvase del contenido de la botella de vino a un recipiente, normalmente de vidrio, para que éste se airee de manera más rápida. La decantación no es más que eso, y, de hecho, es inconveniente si uno lo que quiere es disfrutar del proceso mediante el cual el vino, poco a poco, va expresándose en la copa de diferente forma. De hecho, el Lempira no suele decantar casi nunca, pues prefiere tomarse su tiempo para disfrutar el despertar del vino en la copa.


Pero ya saben... decantar impresiona; así que si necesitan impresionar, pueden hacerse con un decantador bonito (en Diunsa los hay más o menos baratos, por ejemplo) y proceder a decantar.


5. El último, y más relevante momento del servicio de vino, consiste en su disfrute: vista, observando su color, sus lágrimas al caer en las paredes de la copa; olfato, oliendo su bouquet (su abanico de aromas); y  boca, saboreando su textura y sabores. Para saber más de esta esencial parte del proceso, pueden ver este artículo anterior del Lempira que come, que explica detalladamente cómo catar un vino.

En restaurantes con un buen servicio de vino, antes de servir el vino a todos los comensales, ofrecerán una pequeña prueba a la persona que lo eligió, con la intención de comprobar el buen estado en que éste se encuentra... pero un día hablaremos de cómo debe ser un buen servicio de vino en un restaurante (aunque en Honduras pocos, muy pocos, restaurantes lo ofrecen).

Disfruten del vino lempiras, porque un buen vino... es arte, es magia, es amor!!


Las imagen de Dionisio es una imagen de Ana Ovando bajo licencia creative commons, las fotos de los sacacorchos son extraídas de la página oficial de Pulltap y los decantes de verema.

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