Recientemente el
Lempira que come ha visitado
Claudio's, un restaurante de comida italiana situado en el Boulevard Morazán, tras la oficina principal de BAC, con un magnífico horno de leña en el que se elaboran buenas pizzas. Hay espacio para estacionar (aunque no muchísimo) y guardia de seguridad.
Del local y el entorno vale la pena decir que si bien la decoración y el mobiliario no cuenta en general con materiales nobles (maderas de color macizas, objetos de arte de autor, etc.),
el ambiente logrado es más que acogedor. En la primera planta, muy pequeña y que sirve más bien de espacio de bienvenida, se sitúan 3 mesitas redondas con capacidad para 2 o 3 comensales. Además hay un pequeño porche con una mesa más. Una escalera de caracol metálica, algo empinada, da acceso a la sala principal del restaurante.
Lo primero que encuentra uno al acceder a la segunda planta es un magnífico horno de leña. ¡Un verdadero horno de leña!, que transmite candor al ambiente y un aroma ligeramente ahumado que al Lempira le fascina. Una vez arriba es posible optar por pasar a la sala principal, o bien, acceder a la terracita. La segunda planta es presidida, muy acertadamente por el horno de leña. Las divisiones entre la sala principal y la terraza se realizan mediante paneles de madera pintados y ventanales; lo que permite que desde cualquier punto, el horno de leña sea visible.
La sala principal, en la que predominan los colores blancos y crema, cuenta con numerosas mesas vestidas con mantelería blanca y camino de mesa de color marrón oscuro. Las sillas son acolchadas, forradas de una especie de cuerilla también blanca. En las paredes algunos cuadros y espejos. El
Lempira recuerda que hace un tiempo (no poco) había al menos una pared de esta sala pintada de color rojo oscuro, lo que le parecía un acierto.
La terraza, por su parte, cuenta con 4 o 5 mesas situadas al borde de la barandilla y vestidas del mismo modo. El techo de la terraza es de paneles de metacrilato, acertadamente "camuflados" por varias telas color crema, además de tablillas de madera color oscuro y una serie de ramas de árboles que hacen a la vez de agradable decoración.
Cuando la luz se va yendo, en la terraza se encienden unas lucecillas blancas entre las ramas que generan un ambiente bastante agradable, incluso romántico.
El servicio en Claudio's es atento, aunque algo inexperto. Quizás nos volvió a tocar el mesero nuevo (un día hablaremos en profundidad de la rotación de personal en la restauración), pero salimos con la sensación que no conocía a profundidad la carta ni como se elaboraban los platillos que se servían. En cualquier caso siempre estuvo atento a buscar el modo de responder a las preguntas del
Lempira.
La carta del restaurante, de un formato grande, se divide en Entradas, Ensaladas, Pizzas, Pastas, Bebidas y Postre.
Dentro de las opciones de Entradas, parecen destacar los Calamares Napolitanos (220 L.), los Hongos al vino (180 L.) o el Antipasto de la casa (con embutidos, queso, olivas y alcachofa, a 260 L.). Entre las Ensaladas, destaca la de Pollo y Blue Cheese (220 L.)
La pizza Claudio (jamón, pepperoni, hongos, aceitunas, cebolla, chile verde y maíz, 230 L / 320 L) sonaba interesante, igual que la Caprichosa (con jamón, hongos y anchoas, 220 L / 310 L), o la Caroh (con berenjenas, alcachofas y hongos, 220 L / 320 L).
Entre las Pastas, el Lempira, destacaría los Ravioli Claudio, hechos en casa (240 L), aunque también hay spaghetti, fetuccini y lasagna, a precios que oscilan entre los 220 y los 280 L.
El
Lempira que come optó por una pizza, ¡cómo perderse el horno de leña!, y los ravioli Claudio.
Lo primero que llegó a la mesa fueron los Ravioli en una presentación más o menos atractiva, aunque con pecados. En un plato blanco y de formato cuadrado, se colocaron 12 raviolis en 3 hileras paralelas de 4, bañada cada hilera con una salsa diferente: de tomate (roja), de crema al vino (blanca) y de pesto (verde). El resultado simula la bandera italiana. Los pecados de la presentación no estaban en el dudoso atractivo de exaltación patriótica, sino en el recurrente uso de los espolvoreados. Concretamente del espolvoreado de parmesano que no es, ni de lejos, parmigiano-regiano, y en el uso de esas hierbas secas embotadas en frascos de plástico que suelen llevar etiquetas con sugerentes nombres, tales como "aderezo italiano", o "hierbas de la Toscana italiana", que obviamente no son ni lo uno, ni lo otro.
Más allá de la presentación, decir que los raviolis sí eran caseros. Lo cual, se agradece. Una pasta al punto exacto de cocción, rellena de ricotta y espinaca que era acompañada más o menos bien por cada una de las salsas. Aunque, alguien ha de decirlo, la salsa "pesto" carecía del sabor contundente y fresco de la albahaca, el aceite de oliva virgen extra, el queso parmesano y el pecorino, y el piñón; ¿quizás porque no llevaba ninguno de esos ingredientes?, suele pasar.
La pizza llegó momentos más tarde.
Se notaba que el horno de leña le había transmitido sus valores. La masa estaba perfectamente crujiente y ahumada... y ya se sabe que en una pizza, lo más importante es la masa. La de Claudio's está bastante bien. Desgraciadamente no así los ingredientes de la Caroh (berenjenas, alcachofas y hongos), pues ni los hongos eran naturales, sino de frasco, ni el queso era el adecuado (no nos pareció mozzarella, ni por asomo), ni las alcachofas estaban presentes en textura y contundencia sápida. Una pena porque la combinación es perfecta cuando se ejecuta correctamente.
Por postre el Lempira tomó una tarta Karlotta de Cafe (120 L.). Un postre helado de café, bañado en crema y sirope de chocolate.
La nueva y funesta Ley seca impidió al local servir (y al
Lempira tomar), vino. Así que fueron dos frescos naturales (50 L.) de mora y flor de jamaica, los elegidos. Demasiado aguados. En cualquier caso, para poder realizar la valoración pertinente, el
Lempira pidió la carta de vinos y preguntó al mesero sobre el servicio que se prestaba.
Lo cierto es que la carta de vino, con unas 35 referencias entre Tintos, Blancos y Espumosos, está bastante bien. Sobre todo la selección de vinos italianos, entre los que se encuentran vinos de Zonin (509 L), Sartori (650 L) y un Chianti (665 L).
Entre los vinos chilenos también se encuentran referencias interesantes como Las Mulas (567 L) o el Miguel Torres Gran Reserva (650 L).
Entre los vinos españoles destaca claramente por encima de todas las referencias el Santiago Ruiz, un vino blanco gallego, elaborado con uva alvarinho, que es realmente rico (965 L). La carta ofrece varios vinos espumosos también, un chileno (Santa Digna) de Miguel Torres (que, por cierto, en la carta figura erróneamente como vino español) a 1158 L (claramente subido de precio), un cava como el Segura Viudas a 1800 L, y varias opciones italianas, entre las que figura un Prosecco (del que no se indica nada más) y un Lambrusco rosé (del que tampoco).
En resumen: una carta nutrida, con opciones interesantes y a precios bastante ajustados en general, pero algo desordenada y sin la información necesaria para que un inexperto pueda elegir con tranquilidad su vino. En Honduras, y en Centroamérica en general, no puede esperarse que el comensal sea un entendido, porque la introducción de vinos a la zona es relativamente reciente. Es necesario que los restauradores hagan un esfuerzo por hacer más didácticas y atractivas las cartas de vino, además de más completas y ordenadas. I
ncluir información acerca de las añadas de elaboración del vino, la denominación de origen, las uvas con las que está hecho, etc. es una necesidad. Además, ello redundará, con el tiempo, en mayores ventas.
El servicio de vino de Claudio's se limita al descorche y el servicio de la primera copa. Copas, por cierto, que van desde las recurrentes estilo martillo, hasta otras que son más que aceptables. Desconocemos si los vinos son servidos a su temperatura ideal de consumo (entre 6 y 12 ºC para blancos y espumosos, y entre 14 y 18 ºC para tintos), pero... intuimos que los tintos no. En cualquier caso es posible pedir que refresquen el vino.
Por tanto, y para terminar, decir que el Lempira salió satisfecho de la cantidad de comida, pero algo decepcionado con la calidad de algunos productos utilizados para terminar el plato, sobre todo teniendo en cuenta que Claudio's tiene lo más importante: la masa de los raviolis casera es buena y la masa de la pizza al horno de leña también. Creemos, por tanto, que tienen perfectamente dominada la parte más difícil. No entendemos porqué se falla en lo más fácil: servir una pizza a base de productos naturales y frescos (hongos Portobello o champiñones frescos, alcachofas naturales, quesos seleccionados de alta calidad), y hacer un "pesto" en condiciones (albahaca fresca, piñones naturales, aceite de oliva virgen extra, parmigiano-regiano...).
Si mejoran esos importantes detalles, Claudio's dará un salto de calidad impresionante. Volveremos si eso sucede, seguro. Hasta entonces, les recomendamos que aprovechen la oferta del 50% con tarjetas credomatic (no aplica a vino), que es válida en Jueves y Domingo.
Categoría "Restaurantes" |
Puntuación |
Entorno |
8 |
Servicio |
7 |
Servicio
Vino |
6,7 |
Comida |
6,7 |
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Puntuación Media |
7 |
Relación
Calidad Precio |
6 |