El Lempira que Come disfruta este fin de semana del mítico Festival del Maíz en la Ciudad de Danlí. A menos de dos horas de Tegucigalpa, el Gastroplán atrajo magnéticamente al Lempira que ha disfrutado muchísimo del maravilloso ambiente festivo que se respira en la ciudad.
Al llegar, se encontró con el Parque Central de Danlí, epicentro de la actividad del Festival, impregnado con el aroma de la madera utilizada para cocinar las distintas elaboraciones de maíz que se ofrecen en Festival: montucas, tamalitos, elotes locos, tortillas de elote, fritas y por supuesto atol.
Pero para comenzar, el Lempira probó el pozol de Yoyita, una empresa con unos 10 años de antigüedad que elabora un rico pozol envasado en presentaciones de 250 y 330 ml. Muy Rico! Lástima que sólo se distribuye en el Departamento del Paraíso.
El Lempira también cató distintos atoles: unos más densos o cremosos, otros menos.... el Lempira cree que el Comité que organiza el Festima debería montar un concurso nacional de atoles para premiar las artes de los mejores. Y es que elaborar un atol muy bueno no es tarea sencilla; se requiere paciencia y buena mano.... una de las claves es el punto del elote y otra el constante movimiento la mezcla al punto justo de temperatura para evitar que se corte. No encontró el Lempira un atol que lo sedujera especialmente. Aunque debe decir que eran en su mayoría correctos....
Tampoco encontró el Lempira la calidad de fritas que esperaba. Pero sí unas maravillosas tortillas de elote: gruesas, elásticas, sabrosas. Bien!
La montuca no estaba mal... y el elote loco tenía buena pinta. Para desayunar en el último día del Festival, el Lempira se ha reservado los tamalitos que sale a buscar YA MISMO!
El ambiente en Danlí gustó mucho.... la expectación generada por la cabalgata flotaba en el ambiente. De repente aparecieron decenas, sino cientos, de imponentes caballos y yeguas de diferentes razas, colores y tamaños. Al Lempira le parecieron todos muy bonitos y aunque es incapaz de distinguir un burro grande de un caballo (porque ninguno de los dos se suele comer), si notó que había algunos especialmente espectaculares que arrancaron los aplausos del pueblo a su lírico paso, como si de un vals se tratara.
En el parque también habían distintos elaboradores de rosquillas, tustacas, mazapanes y quesadillas que no probó todavía. Sí pudo catar varios "vinos" elaborados de maíz y algunas frutas. Se decantó por la chicha elaborada en Danlí mediante el proceso de fermentación del maíz durante una semana, filtrado y envasado: sabor penetrante, algo alcohólica de mas pero simpática al paladar.
Desgraciadamente Chaak, el dios maya de la lluvia, estaba especialmente jodión y desde las tres de la tarde y hasta pasada la media noche, no dejó de trabajar con una feroz intensidad. Por esto, fue imposible disfrutar en plenitud de las festividades nocturnas programadas: el carnaval o la muestra de ganado.... aunque claro está, algunos incondicionales no repararon en exceso en la lluvia.
Sin duda el Lempira volverá al Festival del Maíz aunque cree que existe un margen de mejora para la promoción gastronómica y cultural: cursos y muestras de cocina, actividades que promuevan la interiorización de la vitalidad del maíz como parte de nuestra cultura ancestral, concursos que incentiven la recuperación de tradiciones o la incursión en técnicas de alta cocina. El Lempira prepara su aporte: croquetas líquidas de atol, que luego de algunos intentos salen cada vez mejores.
Salud Lempiras!!!
domingo, 31 de agosto de 2014
jueves, 28 de agosto de 2014
Los toneles, pastelitos rellenos de historias
Hace 43 años, Otilia Palma, la mamá de Digna Palma, agarró un pequeño anafre, media medida de maíz, papa, carne y especias, y en La Guadalupe comenzó a amasar y amasar hasta crear los más famosos pastelitos de Tegucigalpa. Al principio los confeccionaba en sus propias manos, hasta que pudo hacerse con un aplastador de madera. Los rellenaba uno a uno y los freía en su pequeño anafre, diariamente.
Como los mejores Chefs del mundo, Doña Otilia controlaba el proceso de elaboración de sus pastelitos al completo, pues no sólo confeccionaba cada unidad seleccionando los más frescos ingredientes, sino que también elaboraba su propia harina de maíz, asegurando así que su arte se transmitiera sin interrupciones desde sus manos, hasta el corazón del comensal.
Todos los días, Otilia se levantaba bien temprano y comenzaba las labores de preparación del maíz, la masa, el relleno... Vendía, fundamentalmente, a los estudiantes de la zona, hasta que la voz se corrió, y en unos años logró ubicarse en un pequeño puesto que le permitió aumentar su oferta y clientela. El duro trabajo y el buen hacer de la familia al completo permitió que ya se cumplan 17 años de la mudanza al local donde actualmente ofrece Digna los mismos pastelitos que elaboraba su mamá, junto a tacos, plátano con frijoles y mantequilla, yuca con chicharrones y panecillos con frijoles.
43 años de historia y una fama de alcance nacional eran razones más que de sobra para que el Lempira que come visitara Los Toneles.
Actualmente situado también en La Guadalupe, detrás del Delikatesen, el puesto de comidas es frecuentado por comensales de lo más variopintos: directivos de empresa uniformados con corbatas y chaquetas americanas, vendedores ambulantes con sus trastos a cuestas, familias al completo, estudiantes de medicina vestidos de impoluto verde o blanco, algún intelectual de pequeñas gafas y camisa azul, taxistas, e incluso algún político; porque ya se sabe aquello de que donde hay algo bueno no tardan en aparecer los innombrables.
El local actual es grande, alargado, con numerosas mesas de madera pintadas de color azul (no precisamente por voluntad, mandan los refrescos) y bastante cómodo. No tanto el sistema de pedido, que requiere hacer una fila para pagar en caja y esperar pacientemente en barra que salga el pedido. Al Lempira no le convencen mucho los sistemas selfservice en los puestos de comida más tradicionales, porque alejan al comensal del creador, aunque tampoco tiene claro cómo podría ser de otra forma teniendo en cuenta que en un día normal, en Los Toneles, se produce 1 Quintal de maíz en forma de pastelitos.
Aún así, cuenta Digna Palma que se vivieron tiempos mejores (y no sólo ellos, sino en general para muchos puestos de comida tradicionales), pues la entrada al país de los grandes malls y las cadenas internacionales de comida rápida (que durante largo tiempo ni impuestos pagaron) terminaron por arrasar gran parte de la demanda porque
- "¡Hasta juegos para los niños tienen!... imagínese que a nosotros nos encargaban pastelitos para cumpleaños, y casamientos... cientos, miles de pastelitos. Y ahora nada".
Una pena, piensa el Lempira. Y no porque tenga algo en contra de las cadenas de comida rápida (que también y mucho), sino por la pérdida irreparable de la cultura gastronómica de un país que implica el cierre de puestos de comida tradicionales. Sobre todo si el reemplazo de éstos es por cadenas de comida global, sin alma, poco saludable y preparada para competir en el mercado maximizando los beneficios de una casa matriz, y no para repartir amor como tradicionalmente se ha hecho toda la vida con la comida.
Afortunadamente para todos y todas, los pastelitos de Los Toneles ya han cumplido 43 años... y se continúan elaborando como antaño los elaboraba Doña Otilia: masa de maíz casera a la que se añade cebolla, chile dulce, chile bravo y achiote... y relleno de papa con carne molida condimentada con chile dulce, pimineta y comino, ¡Bravo!
La orden de pastelitos cuesta 22 L. y vienen 11, junto con chismol y ensalada de repollo. Los pastelitos adquieren un punto más sabroso si se acompañan con el vinagre picante de elaboración casera (unas botellas llenas de chile). Al Lempira le gustaron bastante los pastelitos, con sabor a comino y un fondo ligeramente picante agradable. El toque del vinagre realzaba los sabores pero si se añadía demasiado pronto, reblandecía la masa del pastelito... así que el Lempira recomienda agregar el vinagre a cada pastelito justo antes de comerlo. Buen crujiente de la masa, aunque algo grasiento el resultado, pero rico. Quizás un poco más de carne al relleno le vendría más que bien... pero al precio de 2 L. la unidad, tampoco se puede pedir mucho más.
El Lempira también cató el plátano con frijol y mantequilla. Frijol rico, mantequilla correcta. El conjunto no estaba mal, pero un tanto blando de más el plátano. Igual que los panecillos con frijol, que estaban bien pero el pan no era lo crujiente que debiera. Desafortunadamente no quedaban tacos cuando el Lempira llegó. Queda pendiente para una próxima visita.
En resumen: Los Toneles es un imprescindible capitalino que conserva las raíces de la cultura gastronómica catracha. Y como tal, debe respetarse y valorarse, porque no tienen precio los recuerdos e historias que se amontonan en el local con la visita de cada comensal. No se lo pierdan!
Como los mejores Chefs del mundo, Doña Otilia controlaba el proceso de elaboración de sus pastelitos al completo, pues no sólo confeccionaba cada unidad seleccionando los más frescos ingredientes, sino que también elaboraba su propia harina de maíz, asegurando así que su arte se transmitiera sin interrupciones desde sus manos, hasta el corazón del comensal.
Todos los días, Otilia se levantaba bien temprano y comenzaba las labores de preparación del maíz, la masa, el relleno... Vendía, fundamentalmente, a los estudiantes de la zona, hasta que la voz se corrió, y en unos años logró ubicarse en un pequeño puesto que le permitió aumentar su oferta y clientela. El duro trabajo y el buen hacer de la familia al completo permitió que ya se cumplan 17 años de la mudanza al local donde actualmente ofrece Digna los mismos pastelitos que elaboraba su mamá, junto a tacos, plátano con frijoles y mantequilla, yuca con chicharrones y panecillos con frijoles.
43 años de historia y una fama de alcance nacional eran razones más que de sobra para que el Lempira que come visitara Los Toneles.
Actualmente situado también en La Guadalupe, detrás del Delikatesen, el puesto de comidas es frecuentado por comensales de lo más variopintos: directivos de empresa uniformados con corbatas y chaquetas americanas, vendedores ambulantes con sus trastos a cuestas, familias al completo, estudiantes de medicina vestidos de impoluto verde o blanco, algún intelectual de pequeñas gafas y camisa azul, taxistas, e incluso algún político; porque ya se sabe aquello de que donde hay algo bueno no tardan en aparecer los innombrables.
El local actual es grande, alargado, con numerosas mesas de madera pintadas de color azul (no precisamente por voluntad, mandan los refrescos) y bastante cómodo. No tanto el sistema de pedido, que requiere hacer una fila para pagar en caja y esperar pacientemente en barra que salga el pedido. Al Lempira no le convencen mucho los sistemas selfservice en los puestos de comida más tradicionales, porque alejan al comensal del creador, aunque tampoco tiene claro cómo podría ser de otra forma teniendo en cuenta que en un día normal, en Los Toneles, se produce 1 Quintal de maíz en forma de pastelitos.
Aún así, cuenta Digna Palma que se vivieron tiempos mejores (y no sólo ellos, sino en general para muchos puestos de comida tradicionales), pues la entrada al país de los grandes malls y las cadenas internacionales de comida rápida (que durante largo tiempo ni impuestos pagaron) terminaron por arrasar gran parte de la demanda porque
- "¡Hasta juegos para los niños tienen!... imagínese que a nosotros nos encargaban pastelitos para cumpleaños, y casamientos... cientos, miles de pastelitos. Y ahora nada".
Una pena, piensa el Lempira. Y no porque tenga algo en contra de las cadenas de comida rápida (que también y mucho), sino por la pérdida irreparable de la cultura gastronómica de un país que implica el cierre de puestos de comida tradicionales. Sobre todo si el reemplazo de éstos es por cadenas de comida global, sin alma, poco saludable y preparada para competir en el mercado maximizando los beneficios de una casa matriz, y no para repartir amor como tradicionalmente se ha hecho toda la vida con la comida.
Afortunadamente para todos y todas, los pastelitos de Los Toneles ya han cumplido 43 años... y se continúan elaborando como antaño los elaboraba Doña Otilia: masa de maíz casera a la que se añade cebolla, chile dulce, chile bravo y achiote... y relleno de papa con carne molida condimentada con chile dulce, pimineta y comino, ¡Bravo!
La orden de pastelitos cuesta 22 L. y vienen 11, junto con chismol y ensalada de repollo. Los pastelitos adquieren un punto más sabroso si se acompañan con el vinagre picante de elaboración casera (unas botellas llenas de chile). Al Lempira le gustaron bastante los pastelitos, con sabor a comino y un fondo ligeramente picante agradable. El toque del vinagre realzaba los sabores pero si se añadía demasiado pronto, reblandecía la masa del pastelito... así que el Lempira recomienda agregar el vinagre a cada pastelito justo antes de comerlo. Buen crujiente de la masa, aunque algo grasiento el resultado, pero rico. Quizás un poco más de carne al relleno le vendría más que bien... pero al precio de 2 L. la unidad, tampoco se puede pedir mucho más.
El Lempira también cató el plátano con frijol y mantequilla. Frijol rico, mantequilla correcta. El conjunto no estaba mal, pero un tanto blando de más el plátano. Igual que los panecillos con frijol, que estaban bien pero el pan no era lo crujiente que debiera. Desafortunadamente no quedaban tacos cuando el Lempira llegó. Queda pendiente para una próxima visita.
En resumen: Los Toneles es un imprescindible capitalino que conserva las raíces de la cultura gastronómica catracha. Y como tal, debe respetarse y valorarse, porque no tienen precio los recuerdos e historias que se amontonan en el local con la visita de cada comensal. No se lo pierdan!
Categoría "Puestos de Comida" Los Toneles, Tegucigalpa
|
Puntuación
|
Servicio
|
7
|
Comida
|
7.5
|
Puntuación Media
|
7.4
|
Relación Calidad Precio
|
8
|
martes, 26 de agosto de 2014
Desafío Cervecero... catamos a ciegas las cervezas nicas
Volvemos con el Desafío Cervecero para conocer cuál es la cerveza industrial mejor de Centroamérica. El Lempira ya descubrió en un pos anterior que la mejor cerveza hondureña industrial es Imperial, y la mejor de Belize es Belikin Premium (pero casi casi empatada con Belikín). ¿Cuál será la mejor de Nicaragua?
Básicamente 4 cervezas son producidas y consumidas masivamente en Nicaragua: Victoria Frost, Premium, Victoria y Toña. Sin tener información de ninguna de las 4 y sin haber probado ninguna anteriormente, el Lempira procedió como de costumbre, rigurosamente a ciegas:
Una mano amiga situó en 4 copas numeradas, cada una de las cervezas... y entregó el panel de cata al Lempira sin que este supiera qué cerveza estaba servida en qué copa.
Los resultados de la cata fueron:
Cerveza Número 1:
Vista: Espuma blanca, estable y consistente. Burbuja fina. Color amarillo dorado.
Nariz: Bastante agradable e intensa, cebada, cereal. Apetecible.
Gusto: De cuerpo medio, buen paso por boca, las burbujas integradas. Ligero amargor, cereales. Más que correcta. Bastante agradable.
Cerveza Número 2:
Vista: Espuma blanca, estable y consistente. Burbuja fina. Color amarillo dorado.
Nariz: Buena intensidad aromática y bastante compleja. A los aromas a cereales se suman aromas frutales y ligeramente cítricos.
Gusto: de cuerpo medio +, agradable paso por boca. Buen amargor y frutalidad en boca. Rica. La mejor del panel.
Cerveza Número 3:
Vista: Espuma blanca, poco estable e inconsistente. Burbuja fina. Color amarillo pálido.
Nariz: Poco expresiva, ligeramente cítrica.
Gusto: Muy ligera e inconsistente. No permanece apenas el sabor en boca. Parece agua.
Cerveza Número 4:
Vista: Espuma blanca, poco estable e inconsistente. Burbuja fina. Color amarillo pálido.
Nariz: Suave, leve. Algo de cítrico.
Gusto: Poco sabor, sin presencia en boca, cuerpo muy ligero. Parece agua.
Como el Lempira no había probado ninguna de dichas cervezas, carecía de sentido averiguar a ciegas cuál era cuál, así que una vez catadas y valoradas cada una de ellas, se procedió a descubrir qué cerveza estaba situada en qué copa... por lo que el ránking de las mejores cervezas nicas es, por orden de mejor a peor:
- Mejor cerveza nicaragüense: Victoria (cerveza número 2) resultó ser la mejor, por ser la de bouquet más complejo (aromas más diversos) y sabores mejor definidos en boca. Una rica cerveza.
- Segunda mejor cerveza nicaragüense: Toña (cerveza número 1), por su equilibrio, es una cerveza muy correcta, agradable de tomar en cualquier ocasión.
- Cervezas válidas para el calor terrible que en ocasiones hace en Nicaragua, pero que pasan completamente desapercibidas: las otras dos, Premium (cerveza 3) y Victoria Frost (cerveza 4).
Así pues ya saben los Lempiras: la cerveza a tomar en Nicaragua es Victoria.
Salud!
Básicamente 4 cervezas son producidas y consumidas masivamente en Nicaragua: Victoria Frost, Premium, Victoria y Toña. Sin tener información de ninguna de las 4 y sin haber probado ninguna anteriormente, el Lempira procedió como de costumbre, rigurosamente a ciegas:
Una mano amiga situó en 4 copas numeradas, cada una de las cervezas... y entregó el panel de cata al Lempira sin que este supiera qué cerveza estaba servida en qué copa.
Los resultados de la cata fueron:
Cerveza Número 1:
Vista: Espuma blanca, estable y consistente. Burbuja fina. Color amarillo dorado.
Nariz: Bastante agradable e intensa, cebada, cereal. Apetecible.
Gusto: De cuerpo medio, buen paso por boca, las burbujas integradas. Ligero amargor, cereales. Más que correcta. Bastante agradable.
Cerveza Número 2:
Vista: Espuma blanca, estable y consistente. Burbuja fina. Color amarillo dorado.
Nariz: Buena intensidad aromática y bastante compleja. A los aromas a cereales se suman aromas frutales y ligeramente cítricos.
Gusto: de cuerpo medio +, agradable paso por boca. Buen amargor y frutalidad en boca. Rica. La mejor del panel.
Cerveza Número 3:
Vista: Espuma blanca, poco estable e inconsistente. Burbuja fina. Color amarillo pálido.
Nariz: Poco expresiva, ligeramente cítrica.
Gusto: Muy ligera e inconsistente. No permanece apenas el sabor en boca. Parece agua.
Cerveza Número 4:
Vista: Espuma blanca, poco estable e inconsistente. Burbuja fina. Color amarillo pálido.
Nariz: Suave, leve. Algo de cítrico.
Gusto: Poco sabor, sin presencia en boca, cuerpo muy ligero. Parece agua.
Como el Lempira no había probado ninguna de dichas cervezas, carecía de sentido averiguar a ciegas cuál era cuál, así que una vez catadas y valoradas cada una de ellas, se procedió a descubrir qué cerveza estaba situada en qué copa... por lo que el ránking de las mejores cervezas nicas es, por orden de mejor a peor:
- Mejor cerveza nicaragüense: Victoria (cerveza número 2) resultó ser la mejor, por ser la de bouquet más complejo (aromas más diversos) y sabores mejor definidos en boca. Una rica cerveza.
- Segunda mejor cerveza nicaragüense: Toña (cerveza número 1), por su equilibrio, es una cerveza muy correcta, agradable de tomar en cualquier ocasión.
- Cervezas válidas para el calor terrible que en ocasiones hace en Nicaragua, pero que pasan completamente desapercibidas: las otras dos, Premium (cerveza 3) y Victoria Frost (cerveza 4).
Así pues ya saben los Lempiras: la cerveza a tomar en Nicaragua es Victoria.
Salud!
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vino
sábado, 23 de agosto de 2014
Festival de la Papa, Intibucá 2014
El Lempira que come ya llegó al Festival de la Papa de
Intibucá. Dicen que lo mejor se viene por la noche, pero ya pudo encontrar algunas cositas
más que interesantes…
Un poco de leche de cabra fresca y cuajada de su leche, muy
interesante...
Algunos panes dulces sabrosos, un poco de pescado de la
laguna fresco y bien frito,
Unas cuantas papas intibucanas de diferentes tipos (eso sí,
todas “importadas”, pues según comentaron algunos productores al Lempira, las
criollas se perdieron en el pozo de la historia, ¡qué barbaridad!),
Espectaculares verduras orgánicas, Vino de papa (fuerte), vino de arrayán (dulzón, interesante
para sangría…)
Y un poco de café… de las “Mujeres Triunfadoras”, brindamos
por ellas!
El Festival sigue su actividad hasta mañana Domingo 23 de agosto. Un buen Gastroplán para este fin de semana.
miércoles, 20 de agosto de 2014
In and Out, hamburguesas y malteadas en Tegucigalpa
Tras recibir algunas recomendaciones el Lempira que come puso rumbo a In and Out, una hamburguesería "gourmet" en la que se sirven, obviamente, hamburguesas... y también unas muy ricas malteadas.
In and Out está situado en Colonia Palmira, justo al lado de la Casa de Ron (a la que visitamos en la presentación de los Puros Rocky Patel). Posee un amplio parqueo y seguridad privada en la entrada. La situación del local, dentro del parqueo, hace que éste pase un poco desapercibido, sin embargo la buena decoración de corte retro, con colores vivos entre los que predomina el rojo, el blanco y el negro, hacen del gasto-pub un acogedor espacio.
La sala interior es alargada y en ella se sitúan varias mesas con capacidad para 4 comensales y sillones acolchados de color rojo y blanco. Una rockola antigua, un surtidor de gasolina de época, carteles varios y algunos bonitos detalles completan una decoración vintage acertada. Una vitrina grande divide el espacio interior del exterior, lugar donde se sitúa una pequeña terraza.
El servicio que se presta en In and Out es cercano y bastante atento. Las comandas se toman con presteza y el tiempo que transcurre desde que se ordena hasta que se recibe la comida no es mucho. La mesera que atendió al Lempira conocía la carta y los detalles de cada elaboración, aunque bien es cierto que éstos no son muy complejos.
En la carta del gastro-pub predominan, como no podía ser de otra forma, las hamburguesas. Aunque también se sirven sándwiches y algunas entradas como Ensalada César a 160 L, Pop Corn Chicken a 140 L., o Gambas con Mostaza a 179 L.
Entre las hamburguesas destacan la Clásica, a 165 L., la Jalapeño Jack, con queso y anillos de jalapeño frito a 189 L., la Bourbon Steak que lleva la carne marinada en salsa Bourbon y se sirve con tocino y queso cheddar además de cebolla a 190 L., la Blue Chipotle, con queso azúl y mayonesa chipotle a 199 L, la Prosciutto con queso Brie, a 235 L., la In and Out con queso suizo y cebolla-champiñón caramelizados y flambeados en brandy acompañada de tocino y mostaza, a 199 L.
Como nota curiosa decir que en la carta se ofrece como extra Foie Gras... El Lempira tendrá que probarlo en una futura visita para aclarar dudas, porque no cree que sea Foie Gras de verdad, sino más bien un paté, que no es lo mismo.
Entre los Sándwiches: varias combinaciones con pollo, con carne e incluso con camarón. Entre los 179 L. y los 250 L. Y como postres Cobbler de Manzana a 109 L., Brownie Sundae a 89 L. o Cheese Cake a 90 L. L.
En el capítulo de bebidas, sirven cervezas nacionales a 55 L, sodas a 29 L., té verde, té helado y limonada a 35 L. Las cervezas internacionales cuestan 65 L. También hay vino, a 79 L. pero no se especifica qué vino es... Sí destacan las malteadas: Vaca negra 89 L., Vainilla 95 L., Oreo 105 L., o Dulce de Leche 105 L.
Como pueden apreciar una carta de hamburguesas interesante, con combinaciones pensadas que si se elaboran bien, garantizan disfrute.
El Lempira, que visitó In and Out acompañado, pudo probar la hamburguesa Bourbon Steak, la In and Out, la Clue Chipotle, la Prosciutto y el Sándwich Ciabatta Chiken. Tomó alguna cerveza, y probó la malteada de Oreo.
Las conclusiones, a continuación:
La impresión general que dejó en el Lempira que come las hamburguesas de In and Out es que éstas se elaboran con una correcta materia prima. Todas ellas eran gruesas y con bastante carne, lo cual, se agradece enormemente. No hay nada mejor en el universo "hamburguesil", que comer una hamburguesa elaborada con bastante y buena carne, en contraste con esas masas de derivados vegetales y carnes de dudosa procedencia con las que varias de las más conocidas cadenas estadounidenses preparan sus cosas, por llamarlas de algún modo.
Como punto a mejorar al Lempira le hubiera gustado que le preguntaran por el punto de cocción de la carne, pues siendo estas hamburguesas bastante gordas lo mejor es prepararlas al término medio. Cuando se pasan de cocción, quedan secas.
La Hamburguesa Blue Chipotle estaba, desgraciadamente, algo pasada de cocción (como varias de las probadas el día de la visita). El queso azul, muy sutilmente, aparecía de fondo acompañando bien cada mordisco de carne. Sin embargo, el chipotle estaba desaparecido en combate. Y eso que es un chile con mucha presencia...
La hamburguesa Bourbon Steak era más que golosa, dulzona. La salsa Bourbon se dejaba sentir mucho. Quizás un poco más de sutileza hubiera sido mejor para no generar reiteración y saturación de sabor. En cualquier caso... potencia sápida. Rica. Además, el punto de la carne de esta hamburguesa estaba mejor conseguido que el resto (y se notaba).
La hamburguesa de Prosciutto incorpora jamón curado italiano a la hamburguesa. Una buena opción para combinar la carne de res con carne de cerdo más allá del tradicional bacon.... ¿hacía falta más jamón?... probablemente.-
La hamburguesa In and Out fue la triunfadora de la noche. La salsa de esta hamburguesa, ligera pero sabrosa, redondeaba un contraste interesante entre el salado de la carne (y la propia salsa) con la golosidad de las cebollas caramelizadas al brandy. Muy bien.
Para concluir con el capítulo hamburguesas, decir que al Lempira le gustaría que In and Out implementara la elaboración de hamburguesas picadas a cuchillo y con algunos ingredientes especiales incorporados a la carne. Una hamburguesa de vacío, o entraña cortada a cuchillo, mmm... ¡qué delicia! (y más aún si pudieran ahumarlas...)
En cuanto al sándwich Ciabatta chicken con cebolla caramelizada y queso Monterrey, hay que decir que el punto del pollo no era el correcto y que la cantidad era escasa en relación al tamaño del pan servido. Sí estaba bien logrado el crujiente del pan.
Las papas fritas estaban entre aceptables y ricas. Crujientes y sabrosas aunque mejorarían, ciertamente, si no fueran congeladas. En cualquier caso, tenían buen sabor y buena textura.
La malteada de Oreo estaba realmente rica. El golpe de azúcar directo a la mandíbula que producía sólo su mirada, terminaba compensándose no se sabe muy bien con qué, ni cómo... pero lo cierto es que gustó y bastante por su cremosidad y esponjosidad.
En resumen: hamburguesas sabrosas, de buena carne en un ambiente juvenil e informal agradable. Recomendable lugar para comer hamburguesas en Tegucigalpa. Hamburguesas que mejoran, seguro, si se elaboran con la carne a término medio. Eso, y algunas correcciones en cuanto a equilibrio de sabores en algunas hamburguesas, generaría más placer. Ojalá así sea en un futuro cercano. Repetirá el Lempira.
In and Out está situado en Colonia Palmira, justo al lado de la Casa de Ron (a la que visitamos en la presentación de los Puros Rocky Patel). Posee un amplio parqueo y seguridad privada en la entrada. La situación del local, dentro del parqueo, hace que éste pase un poco desapercibido, sin embargo la buena decoración de corte retro, con colores vivos entre los que predomina el rojo, el blanco y el negro, hacen del gasto-pub un acogedor espacio.
La sala interior es alargada y en ella se sitúan varias mesas con capacidad para 4 comensales y sillones acolchados de color rojo y blanco. Una rockola antigua, un surtidor de gasolina de época, carteles varios y algunos bonitos detalles completan una decoración vintage acertada. Una vitrina grande divide el espacio interior del exterior, lugar donde se sitúa una pequeña terraza.
El servicio que se presta en In and Out es cercano y bastante atento. Las comandas se toman con presteza y el tiempo que transcurre desde que se ordena hasta que se recibe la comida no es mucho. La mesera que atendió al Lempira conocía la carta y los detalles de cada elaboración, aunque bien es cierto que éstos no son muy complejos.
En la carta del gastro-pub predominan, como no podía ser de otra forma, las hamburguesas. Aunque también se sirven sándwiches y algunas entradas como Ensalada César a 160 L, Pop Corn Chicken a 140 L., o Gambas con Mostaza a 179 L.
Entre las hamburguesas destacan la Clásica, a 165 L., la Jalapeño Jack, con queso y anillos de jalapeño frito a 189 L., la Bourbon Steak que lleva la carne marinada en salsa Bourbon y se sirve con tocino y queso cheddar además de cebolla a 190 L., la Blue Chipotle, con queso azúl y mayonesa chipotle a 199 L, la Prosciutto con queso Brie, a 235 L., la In and Out con queso suizo y cebolla-champiñón caramelizados y flambeados en brandy acompañada de tocino y mostaza, a 199 L.
Como nota curiosa decir que en la carta se ofrece como extra Foie Gras... El Lempira tendrá que probarlo en una futura visita para aclarar dudas, porque no cree que sea Foie Gras de verdad, sino más bien un paté, que no es lo mismo.
Entre los Sándwiches: varias combinaciones con pollo, con carne e incluso con camarón. Entre los 179 L. y los 250 L. Y como postres Cobbler de Manzana a 109 L., Brownie Sundae a 89 L. o Cheese Cake a 90 L. L.
En el capítulo de bebidas, sirven cervezas nacionales a 55 L, sodas a 29 L., té verde, té helado y limonada a 35 L. Las cervezas internacionales cuestan 65 L. También hay vino, a 79 L. pero no se especifica qué vino es... Sí destacan las malteadas: Vaca negra 89 L., Vainilla 95 L., Oreo 105 L., o Dulce de Leche 105 L.
Como pueden apreciar una carta de hamburguesas interesante, con combinaciones pensadas que si se elaboran bien, garantizan disfrute.
El Lempira, que visitó In and Out acompañado, pudo probar la hamburguesa Bourbon Steak, la In and Out, la Clue Chipotle, la Prosciutto y el Sándwich Ciabatta Chiken. Tomó alguna cerveza, y probó la malteada de Oreo.
Las conclusiones, a continuación:
La impresión general que dejó en el Lempira que come las hamburguesas de In and Out es que éstas se elaboran con una correcta materia prima. Todas ellas eran gruesas y con bastante carne, lo cual, se agradece enormemente. No hay nada mejor en el universo "hamburguesil", que comer una hamburguesa elaborada con bastante y buena carne, en contraste con esas masas de derivados vegetales y carnes de dudosa procedencia con las que varias de las más conocidas cadenas estadounidenses preparan sus cosas, por llamarlas de algún modo.
Como punto a mejorar al Lempira le hubiera gustado que le preguntaran por el punto de cocción de la carne, pues siendo estas hamburguesas bastante gordas lo mejor es prepararlas al término medio. Cuando se pasan de cocción, quedan secas.
La Hamburguesa Blue Chipotle estaba, desgraciadamente, algo pasada de cocción (como varias de las probadas el día de la visita). El queso azul, muy sutilmente, aparecía de fondo acompañando bien cada mordisco de carne. Sin embargo, el chipotle estaba desaparecido en combate. Y eso que es un chile con mucha presencia...
La hamburguesa Bourbon Steak era más que golosa, dulzona. La salsa Bourbon se dejaba sentir mucho. Quizás un poco más de sutileza hubiera sido mejor para no generar reiteración y saturación de sabor. En cualquier caso... potencia sápida. Rica. Además, el punto de la carne de esta hamburguesa estaba mejor conseguido que el resto (y se notaba).
La hamburguesa de Prosciutto incorpora jamón curado italiano a la hamburguesa. Una buena opción para combinar la carne de res con carne de cerdo más allá del tradicional bacon.... ¿hacía falta más jamón?... probablemente.-
La hamburguesa In and Out fue la triunfadora de la noche. La salsa de esta hamburguesa, ligera pero sabrosa, redondeaba un contraste interesante entre el salado de la carne (y la propia salsa) con la golosidad de las cebollas caramelizadas al brandy. Muy bien.
Para concluir con el capítulo hamburguesas, decir que al Lempira le gustaría que In and Out implementara la elaboración de hamburguesas picadas a cuchillo y con algunos ingredientes especiales incorporados a la carne. Una hamburguesa de vacío, o entraña cortada a cuchillo, mmm... ¡qué delicia! (y más aún si pudieran ahumarlas...)
En cuanto al sándwich Ciabatta chicken con cebolla caramelizada y queso Monterrey, hay que decir que el punto del pollo no era el correcto y que la cantidad era escasa en relación al tamaño del pan servido. Sí estaba bien logrado el crujiente del pan.
Las papas fritas estaban entre aceptables y ricas. Crujientes y sabrosas aunque mejorarían, ciertamente, si no fueran congeladas. En cualquier caso, tenían buen sabor y buena textura.
La malteada de Oreo estaba realmente rica. El golpe de azúcar directo a la mandíbula que producía sólo su mirada, terminaba compensándose no se sabe muy bien con qué, ni cómo... pero lo cierto es que gustó y bastante por su cremosidad y esponjosidad.
En resumen: hamburguesas sabrosas, de buena carne en un ambiente juvenil e informal agradable. Recomendable lugar para comer hamburguesas en Tegucigalpa. Hamburguesas que mejoran, seguro, si se elaboran con la carne a término medio. Eso, y algunas correcciones en cuanto a equilibrio de sabores en algunas hamburguesas, generaría más placer. Ojalá así sea en un futuro cercano. Repetirá el Lempira.
Categoría
"Wine-Bar/Cafetería/Pub" In & Out, Tegucigalpa.
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Puntuación
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Entorno - Ambiente
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7.7
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Servicio
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7.8
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Bebidas - Comida
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7.4
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Puntuación Media
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7.5
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Relación Calidad Precio
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7
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Etiquetas:
In and Out,
Tegucigalpa,
Wine-Bar/Cafetería/Pub
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