Ya hace casi un año que abrió sus puertas Como era Antes, una galería de arte que exhibe obras de artistas de hondureños y en la que se puede, además de comprar cuadros o esculturas, tomar café hecho a la vieja usanza o disfrutar de unas muy interesantes infusiones acompañadas de rica repostería.
Situada frente al parque central de Valle de Ángeles, en uno de los soportales laterales de la plaza, Como era Antes crea un espacio diáfano, amplio y moderno en un entorno colonial. Un muy interesante contraste de estilos que seguro sorprende al comensal. La puerta de acceso, de madera de color, el soportal con columnas también de madera y techo de teja de cerámica, da la bienvenida a un espacio muy amplio y completamente diáfano de paredes laterales pintadas en intenso color violeta. Colgados de las eléctricas paredes, cuadros de diferentes tamaños, formatos y estilos pertenecientes a distintos artistas hondureños, invitan a los adultos a detenerse para contemplar hermosos retratos o modernos paisajes. Un recorrido por la gran sala es un obligado en la visita a Valle de Ángeles.
Las exhibiciones de Como era Antes se renuevan bimensual o trimestralmente, con lo que siempre hay algo nuevo que disfrutar. El precio de las obras de arte varía en función del autor y el tamaño de la misma: desde 200 US$ hasta obras de 2000 US$ (mirar es gratis).
Al fondo de la sala de exposiciones se sitúa el espacio dedicado a la cafetería: una mesa alta de cristal y tres bajas para sentarse en el suelo funcionan de antesala a la terraza exterior, donde también hay situadas varias mesas. Las vistas desde la terraza unidas a la linda decoración de la misma, presidida por una escultura de mujer que parece una re-interpretación moderna de la Venus, hacen de ese espacio el más agradable en días soleados.
Además de galería de arte, Como era Antes, es una cafetería. Una cafetería que sirve café, como antes: filtrado y en grandes cafeteras cerámicas. La taza tiene un costo de 20 L. y la jarra grande, con capacidad para 6 tazas (incluso 7) cuesta 100 L.. Además, la oferta contempla la posibilidad de configurar personalmente infusiones combinando hasta un máximo de 3 hierbas diferentes: zacate de limón, manzanilla, anís, jengibre, menta, hierbabuena, rosa de Jamaica, clavos de olor, pimienta gorda, canela, eucalipto y orégano... Todas NATURALES! excelente (la jarra cuesta 100 L. y la taza 35 L.)
Como acompañamientos reposteros se ofrecen diferentes panes dulces: pan de zanahoria a 25 L., pan de camote y nuez 25 L., pastel de chocolate 40 L. y galletas 10 L., flan 35 L. o arroz con leche estilo colombiano 35 L. La influencia colombiana se deja notar también en la presencia del tradicional "canelazo", una infusión con hierbas aromáticas, canela, miel y aguardiente que es muy común en Bogotá (50 L.) y que el Lempira que come pudo disfrutar en origen varias veces... no hay mejor forma que combatir el terrible frío y la lluvia de Bogotá que con un Canelazo! qué recuerdos...
Así pues, recordando los tiempos en Colombia, el Lempira se decantó por probar el arroz con leche, el pan de camote y nuez, el café y una infusión. Los resultados, seguidamente:
La presentación del café es hermosa, en una enorme jarra de cerámica situada sobre un anafre aunque el café no termina de seducir, sin ser, ni mucho menos, malo. Servido a una buena temperatura era agradable al paladar pero algo plano en matices. El Lempira no tiene clara la procedencia del café pero no le dio la sensación de ser un café muy especial, más allá de que cumple a la perfección con su cometido. Sí le encantó la infusión de hierbas. Confeccionó una de zacate y menta, a la que añadió algo de pimienta gorda. El resultado fue muy sabroso, ligerísimamente picante el fondo y muy potente el aroma y sabor a menta y zacate. Una buena combinación... como otras excelentes que se pueden realizar con las muy buenas y frescas hierbas que se ofrecen. Sugiere el Lempira que la casa elabore algunas combinaciones recomendadas para orientar al comensal e invitarlo a probar infusiones diferentes, porque, la verdad, se hace difícil combinar, por ejemplo, el orégano así a bote pronto.
En cuanto al arroz con leche, el Lempira tiene que decir que lo decepcionó: granos de arroz más bien duros, sin cremosidad alguna y con un sabor monolítico, reiterativo. Suele ser habitual. Es curioso cómo un postre tan sencillo, que cuenta en su receta con tan pocos ingredientes y que su elaboración es simplemente hervir, sea un postre tan complejo en matices y tan difícil de elaborar correctamente. La posibilidad de hacer un arroz con leche está a la mano de cualquiera, pero el arte... al alcance de muy pocos. Quizás sea el famosísimo arroz con leche de Casa Gerardo, en Asturias, España (1 estrella michelín) el mejor arroz con leche del mundo, aunque el de la Nonna del Lempira no le va muy a la zaga. Y es que el Lempira que come es fanático de los arroces con leche: los suele probar allí donde los hagan, porque le encantan cuando quedan cremosos, untuosos, dulces y con esa textura mágica que proporciona el arroz de grano cortro al abrirse, justo cuando deja escapar su alma al cielo de las almas del arroz: la cremosa leche aromatizada con canela y piel de limón.
El arroz con leche colombiano suele completar la receta con uvas pasas, a veces clavo de olor, leche condensada, y suele también utilizar el horno para terminar la cocción. Cada maestrito con su librito, como dice el refrán. En cualquier caso, el arroz con leche de Como era Antes tendría que mejorar para entrar al Olimpo de los arroces. No tanto el pan de camote y nuez, que estaba muy sabroso y tenía una textura húmeda muy agradable. Muy recomendable.
En cualquier caso, y valga como resumen: Como era Antes es una galería, que también es cafetería y que es muy recomendable. Por el ambiente que se respira, por las obras de arte que lucen inmaculadas en la sala, por las infusiones extraordinarias y porque es un hermoso lugar, diferente, para relajarse y disfrutar.
Situada frente al parque central de Valle de Ángeles, en uno de los soportales laterales de la plaza, Como era Antes crea un espacio diáfano, amplio y moderno en un entorno colonial. Un muy interesante contraste de estilos que seguro sorprende al comensal. La puerta de acceso, de madera de color, el soportal con columnas también de madera y techo de teja de cerámica, da la bienvenida a un espacio muy amplio y completamente diáfano de paredes laterales pintadas en intenso color violeta. Colgados de las eléctricas paredes, cuadros de diferentes tamaños, formatos y estilos pertenecientes a distintos artistas hondureños, invitan a los adultos a detenerse para contemplar hermosos retratos o modernos paisajes. Un recorrido por la gran sala es un obligado en la visita a Valle de Ángeles.
Las exhibiciones de Como era Antes se renuevan bimensual o trimestralmente, con lo que siempre hay algo nuevo que disfrutar. El precio de las obras de arte varía en función del autor y el tamaño de la misma: desde 200 US$ hasta obras de 2000 US$ (mirar es gratis).
Al fondo de la sala de exposiciones se sitúa el espacio dedicado a la cafetería: una mesa alta de cristal y tres bajas para sentarse en el suelo funcionan de antesala a la terraza exterior, donde también hay situadas varias mesas. Las vistas desde la terraza unidas a la linda decoración de la misma, presidida por una escultura de mujer que parece una re-interpretación moderna de la Venus, hacen de ese espacio el más agradable en días soleados.
Además de galería de arte, Como era Antes, es una cafetería. Una cafetería que sirve café, como antes: filtrado y en grandes cafeteras cerámicas. La taza tiene un costo de 20 L. y la jarra grande, con capacidad para 6 tazas (incluso 7) cuesta 100 L.. Además, la oferta contempla la posibilidad de configurar personalmente infusiones combinando hasta un máximo de 3 hierbas diferentes: zacate de limón, manzanilla, anís, jengibre, menta, hierbabuena, rosa de Jamaica, clavos de olor, pimienta gorda, canela, eucalipto y orégano... Todas NATURALES! excelente (la jarra cuesta 100 L. y la taza 35 L.)
Como acompañamientos reposteros se ofrecen diferentes panes dulces: pan de zanahoria a 25 L., pan de camote y nuez 25 L., pastel de chocolate 40 L. y galletas 10 L., flan 35 L. o arroz con leche estilo colombiano 35 L. La influencia colombiana se deja notar también en la presencia del tradicional "canelazo", una infusión con hierbas aromáticas, canela, miel y aguardiente que es muy común en Bogotá (50 L.) y que el Lempira que come pudo disfrutar en origen varias veces... no hay mejor forma que combatir el terrible frío y la lluvia de Bogotá que con un Canelazo! qué recuerdos...
Así pues, recordando los tiempos en Colombia, el Lempira se decantó por probar el arroz con leche, el pan de camote y nuez, el café y una infusión. Los resultados, seguidamente:
La presentación del café es hermosa, en una enorme jarra de cerámica situada sobre un anafre aunque el café no termina de seducir, sin ser, ni mucho menos, malo. Servido a una buena temperatura era agradable al paladar pero algo plano en matices. El Lempira no tiene clara la procedencia del café pero no le dio la sensación de ser un café muy especial, más allá de que cumple a la perfección con su cometido. Sí le encantó la infusión de hierbas. Confeccionó una de zacate y menta, a la que añadió algo de pimienta gorda. El resultado fue muy sabroso, ligerísimamente picante el fondo y muy potente el aroma y sabor a menta y zacate. Una buena combinación... como otras excelentes que se pueden realizar con las muy buenas y frescas hierbas que se ofrecen. Sugiere el Lempira que la casa elabore algunas combinaciones recomendadas para orientar al comensal e invitarlo a probar infusiones diferentes, porque, la verdad, se hace difícil combinar, por ejemplo, el orégano así a bote pronto.
En cuanto al arroz con leche, el Lempira tiene que decir que lo decepcionó: granos de arroz más bien duros, sin cremosidad alguna y con un sabor monolítico, reiterativo. Suele ser habitual. Es curioso cómo un postre tan sencillo, que cuenta en su receta con tan pocos ingredientes y que su elaboración es simplemente hervir, sea un postre tan complejo en matices y tan difícil de elaborar correctamente. La posibilidad de hacer un arroz con leche está a la mano de cualquiera, pero el arte... al alcance de muy pocos. Quizás sea el famosísimo arroz con leche de Casa Gerardo, en Asturias, España (1 estrella michelín) el mejor arroz con leche del mundo, aunque el de la Nonna del Lempira no le va muy a la zaga. Y es que el Lempira que come es fanático de los arroces con leche: los suele probar allí donde los hagan, porque le encantan cuando quedan cremosos, untuosos, dulces y con esa textura mágica que proporciona el arroz de grano cortro al abrirse, justo cuando deja escapar su alma al cielo de las almas del arroz: la cremosa leche aromatizada con canela y piel de limón.
El arroz con leche colombiano suele completar la receta con uvas pasas, a veces clavo de olor, leche condensada, y suele también utilizar el horno para terminar la cocción. Cada maestrito con su librito, como dice el refrán. En cualquier caso, el arroz con leche de Como era Antes tendría que mejorar para entrar al Olimpo de los arroces. No tanto el pan de camote y nuez, que estaba muy sabroso y tenía una textura húmeda muy agradable. Muy recomendable.
En cualquier caso, y valga como resumen: Como era Antes es una galería, que también es cafetería y que es muy recomendable. Por el ambiente que se respira, por las obras de arte que lucen inmaculadas en la sala, por las infusiones extraordinarias y porque es un hermoso lugar, diferente, para relajarse y disfrutar.
Categoría "Wine-Bar/Cafetería/Pub" Como era
Antes, Valle de Ángeles |
Puntuación |
Entorno - Ambiente | 8,5 |
Servicio | 6,9 |
Bebidas - Comida | 7,3 |
Puntuación Media | 7,5 |
Relación Calidad Precio | 7,5 |
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