miércoles, 16 de abril de 2014

Carnitas Nia Lola, Copán Ruinas. Un clásico copaneco.





Nia Lola se ha ganado por derecho propio el haberse convertido en un clásico copaneco. Son muchos años en la espalda (casi 20)  dando de comer a turistas nacionales y extranjeros carnes a la brasa y otros platillos interesantes, servidos a la mesa de un peculiar modo: en las cabezas de sus meseras.

Situado al final de la Avenida Centroameriacna, a 2 cuadras de la plaza central de Copán Ruinas, el local de Carnitas Nia Lola no pasa desapercibido. Una construcción en madera, de dos pisos de altitud decorada con numerosas luces y serpentinas de colores, recibe al comensal de muy buena forma. El primer piso, con varias mesas de madera y múltiples objetos de decoración vintage tiene, al fondo, una fragua hermosa equipada con un enorme e ingenioso fuelle tradicional de madera y cuero que sirve para avivar el fuego. A la derecha una barra y una puerta de acceso a la cocina.


Las escaleras para subir al segundo piso se encuentran al fondo a la izquierda. La decoración de madera y objetos de anticuario terminan por convencer al comensal cuando sube a la segunda planta, donde es posible sentarse en las mesas que dan a la calle. Una agradable brisa corre por las noches y una sensación de paz y tranquilidad invade el espíritu. Desde luego, es posible generar ambiente sin necesidad de hacer grandes inversiones. Genial!

La carta de Nia Lola se basa en los platillos típicos de Honduras, además de algunas otras elaboraciones de aire Tex-Mex. Como entradas se ofrecen desde quesadillas (84 L.) hasta baleadas (85 L.) pasando por nachos o chilaquiles (198 L.) y los tradicionales anafres de frijoles y quesillo (95 L.), los cuales también se dan de cortesía al pedir un plato fuerte. También hay tacos (158 L.) y Sándwiches, de Jamón y queso con papas fritas (135 L.) o de pollo (163 L.).

Como platos fuertes se ofrece el plato típico (185 L.) y varias combinaciones diferentes de carne a la parrilla con distintos acompañamientos (frijoles, arroz, tajaditas, papas asadas y fritas, entre otras opciones): lomito a la parrilla, costilla de cerdo, carnitas, puyaso, pincho de pollo, res o cerdo, etc. cuyos precios oscilan desde los 230 L. hasta los 350 L. dependiendo del corte de carne. Se ofrecen también gringas (188 L.) alambritos (210 L.) y fajitas (195 L.), así como filete de pescado (Tilapia roja asado o empanizado) a 298 L.), filete de salmón (365 L.) o Camarones al ajillo (345 L.).

Como ven, una oferta amplia pero que se reduce a productos elaborados en la fragua o asados a la plancha con diversos acompañamientos. Los pescados intuimos que no son frescos, aunque no los probamos.

El servicio en Nía Lola es correcto, más bien informal y cercano, sin muchas florituras ni alardes profesionales, pero suficientemente atento como para complacer al comensal. La gracia de la llegada a la mesa con el anafre en la cabeza ha tenido tanto éxito que se encuentran fotos por todas partes. Al Lempira le parece una tontería supina enfocada al público gringo, pero... ya es marca de la casa y se hace con dignidad, así que no tiene nada que objetar al respecto.



Lo probado por el Lempira que come en su pasada visita fue: el lomito con papas fritas, arroz con maíz, frijoles y verduritas; y la costilla de cerdo a la parrilla con guacamole, chimol y plátano maduro.

El anafre de cortesía servido al principio estaba correcto. No emocionaba en absoluto, pero se dejaba comer bien. El Lomito estaba algo seco. La carne no era de las mejores, pero, además, estaba algo pasada de cocción, pese a que se indicó que se quería a término medio. Las papas fritas eran congeladas de bolsa y las verduritas también. Nada memorable, desgraciadamente.

Por fortuna, diferente suerte corrió el Lempira con la Costilla de cerdo, que estaba marinada en hierbas con menta y luego asada de modo muy correcto. La salsita BBQ era ligera, dulzona pero no empalagosa. Buen término, buen sabor. Bastante recomendable. Los acompañamientos también estaban ricos: el maduro bien frito, el chimol fresco recién hecho y el guacamole también. Un palto bien elaborado, sabroso.

En el capítulo de bebidas Nia Lola ofrece numerosos cócteles de los cuales el Lempira probó la Margarita (78 L.). Algo aguada, elaborada con tequila de baja calidad y mixer. Una lástima, aunque no es algo exclusivo de Nia Lola, ya que, de hecho, suele suceder en demasiados establecimientos. ¡Con lo sencillo que es utilizar jugo de limón exprimido, un poco de Triple Sec, sal y un tequila aceptable!... Se ofrecen también varios rones, lo cual está genial, sobre todo si se tiene en cuenta que éste es un destino turístico, entre ellos Flor de Caña 18, 12, 7 y 4 años respectivamente a precios que van desde los 48 L. hasta los 75 L., algunos Whiskeys interesantes como Chivas a 75 L. o Buchanan's (95 L.), ginebra como Tanqueray (78 L.) y otros espirituosos como Vodka Grey Goose (95 L.).





Mundo-vino, sin embargo no está tan bien representado: a penas 5 referencias entre las que es difícil seleccionar una sola interesante (Casillero del Diablo, Frontera, Santa Elena, Carta Vieja). Vinos anodinos, sin alma, sin fundamento, a precios comprendidos entre los 280 L. y los 420 L. la botella: ¡Otras cartas de vino son posibles! ¡Otros vinos son posibles!. De las copas, mejor ni hablar. Eso sí, tienen una pequeña neverita de vinos (de capacidad muy reducida: 8 botellas) con la que es posible, al menos, intentar que la temperatura de servicio del vino sea la correcta.








En Resumen: Carnitas Nia Lola ofrece diferentes tipos de carnes a la fragua. Algunas de ellas sabrosas y bien hechas, con un toquecito personal muy interesante, como las Costillas de cerdo BBQ que probó el Lempira. También ofrece un ambiente agradable y una lista de rones interesante. Si el comensal no busca la quintaesencia de la comida disfrutará bastante de este restaurante. Es recomendable.


Categoría "Restaurantes"  Puntuación
Entorno 8
Servicio 7,7
Servicio Vino 4
Comida 6,9
Puntuación Media 6,8
Relación Calidad Precio 7


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