Situado en la Plaza Las Lomas, Coffee-Holics ofrece todo lo necesario, y algo más, para pasar un buen rato en un entorno juvenil de moderna decoración.
En ocasiones ruidoso, con música dance o sucedáneo a toda madre, y en ocasiones caluroso en exceso a partir de medio día y hasta la puesta del sol, Coffe-Holics ha pasado de ser una cafetería con una oferta limitada, a ser hoy, un punto de referencia para el público joven en Tegucigalpa, que ofrece desde múltiples bebidas calientes y frías, hasta prácticamente un almuerzo completo (sándwiches, pizzas, ensaladas y repostería variada), y cócteles. De tal magnitud es la oferta de la carta, que uno termina perdiéndose.
El local y el ambiente, en opinión del Lempira, es, por decirlo de algún modo, contradictorio. En ocasiones la música que se espera relajada, es un maremoto de sonidos estridentes y poco armónicos. Ideal para la juventud, pero un tanto pasado de vueltas para el común de los mortales. Igual que el calor. Cuando el sol aprieta sobre la capital, sentarse en las mesas de Coffee-Holics resulta prácticamente heroico, a causa del diseño arquitectónico del local en forma de pérgola cubierta con metacrilato. A pesar de esos dos puntos negativos, el local es bonito. Abierto, acogedor e incluso refrescante cuando el sol no se encarga de demostrar lo contrario. Cuando no está llenísimo y la música que suena lo hace a un volumen moderado, es una opción más que atractiva para disfrutar una tarde. De lo contrario, es la opción perfecta para la juventud.
El servicio en Coffee-Holics es joven y cercano, aunque muy irregular. En ocasiones tardan mucho en atender y en ocasiones uno es atendido de forma muy rápida. Por otra parte, las comandas a la mesa llegan por goteo. Primero las que no precisan elaboración, y después, a medida que van terminando de elaborarse, el resto. No hay un servicio planificado por mesa.
La oferta de Coffe-Holics se concreta en una carta ecléctica, variada y muy amplia, que trataremos de resumir aquí. Por un lado se ofrecen bebidas frías como batidos, shakes y Smoothies, de múltiples sabores: algunos con cafe, otros solo de leche, otros con te verde, otros con chocolate blanco, etc. con precios comprendidos entre los 40 L. y los 60 L. En la sección de bebidas calientes se ofrece café: espresso, ristretto, con panna o cubanito (mezcla de café y azúcar moreno realizada antes de la extracción), entre 28 y 33 L.; y también cafés mezclados con: chocolate, almendras, siropes, leche condensada, chocolate blanco, té negro con especias (chai), vainilla, o té verde Matcha.
Una vez más, pese a que la carta es detallada y amplia, con numerosas fotos e incluso algo de información sobre el té Matcha, no hay información alguna del tipo de café que se sirve. Una pena. Sí se ofrece, sin embargo, la posibilidad de preparar el café con máquina, con cafetera francesa o con aeropress (foto lateral). Tres herramientas que, bien utilizadas, logran preparar un café con un perfil de taza completamente diferente, utilizando la misma materia prima. Y es que esa es también la magia del café: la preparación.
En el capítulo de comidas, la carta ofrece Sándwiches preparados con diferentes tipos de pan, lo que es un valor añadido interesante (por ejemplo de jamón, tocino, hongos marinados, mantequilla de hierbas y ajo en pan de focaccia a 100 L.; o un pebete con filete de res, chimichurri, mozzarella y hierbas aromáticas a 115 L.); pizzas individuales, bagels (con queso y crema philadelphia a 55 L.), muffins (bacon con queso derretido y huevo a 65 L.), e incluso empanadas chilenas (de carne y verdura a 59 L.). Por si fuera poco, también hay ensaladas (4 diferentes a 105 L.).
Y en el capítulo de postres, nada más y nada menos que 22 elaboraciones diferentes. Respostería variada que abarca desde galletas, alfajores, budín de pan o magdalenas (38 L.), hasta flan de coco (60 L.), brownie con helado (50 L.) o pastel de manzana (50 L.), pasando por varias opciones de Cheesecake (Kahlúa a 88 L., fresa a 75 L. o Nutella a 88 L.)
Ya por último, decir que se ofrecen también vinos, y cócteles. Hablaremos de eso más adelante.
¿Se preguntan lo mismo que el Lempira que come? seguramente sí: ¿es posible ofrecer semejante carta íntegramente preparada con productos frescos y elaboraciones caseras? la respuesta es no. Por eso en Coffee-Holics, sospechamos, se combinan productos frescos y elaboraciones hechas en casa, con productos industriales preparados. El resultado es el siguiente:
En el capítulo de bebidas el Lempira ha probado, en diferentes visitas, el espresso a máquina, el ristretto a máquina (que lo sirvieron como si fuera un largo de café, véase la foto), el café hecho con aeropress, el cappuccino y el café americano. En todos ellos el café estaba, o bien directamente quemado (elaborado con agua demasiado caliente), o bien al límite. Agradable, pero sin más. El Lempira no se atreve a emitir valoración sobre la procedencia del café porque no pudo catarlo en condiciones. Mención especial sí merece el Coffee Art que se ejecuta cada vez de manera más profusa y barroca. La espuma de la leche es consistente, cremosa y estable. También pudo probar alguno de los shakes que se proponen. Concretamente el llamado Mocha Blanco Freddo, de chocolate blanco, con leche, espresso y panna. Bastante rico en la combinación final, por el dulzor y la nata montada, aunque el chocolate blanco dejara mucho que desear en cuanto a la calidad del mismo (sospechamos que de bote estilo sucedáneo de Hershey's). El sabor era dulce, pero no tan empalagoso como sospechaba el Lempira, así que la valoración final es buena.
En cuanto a la repostería decir que el Lempira probó el Brownie con helado y concluyó que no eran caseros ninguno de los dos -y si lo fueran, sería mejor que cambiaran de receta-, y el Cheesecake de Nutella, que está bastante rico: buena base y sabor bastante potente de la crema de Nutella. Eso sí, bastante dulce también. Recomendable, pero estaría bueno que el sabor de la avellana se sintiera más, o mucho más.
Sobre la comida salada poco puede decir el Lempira hasta ahora. Volverá y probará alguno de los Sándwiches de sugerentes nombres que se proponen. En esta ocasión, la valoración realizada se basa en las bebidas y la repostería.
Para concluir mencionar que también se ofertan bebidas alcohólicas: cervezas importadas como Guinness, Abita o Blue Moon al precio de 85 L., Leffe o Heineken al precio de 58 L. (como ven, vale la pena pedir Leffe); y, sangría a 70 L la copa o 360 L. la jarra. Los cócteles como el Daiquiri de fresa o piña cuestan 75 L., la Margarita 92 L., la Mimosa 95 L. y la Piña Colada 80 L.
También se ofrece vino: Alvinde en sus gamas Merlot y Cabernet Sauvignon (tintos), Chardonnay y Sauvignon Blanc (Blancos) a 92 L. la copa y 390 L. la botella. Vinos de gama baja, correctos pero sin alma. También se ofrece Lamothe Parrot, un vino tinto francés dulce que es prácticamente imbebible, un Chablis, del que no se dice nada más y del que poco podemos decir porque en la zona de Chablís hay al menos 50 productores diferentes; un vino rosado portugués llamado Casal Mendes, que no hemos catado; y un cava llamado Castell d'Ordal, que se ofrece erróneamente como Champagne (ya saben que sólo los vinos espumosos elaborados en la región de Champagne y que cumplen la normativa de la Denominación de Origen pueden llamarse Champagne). En definitiva una carta de vinos breve, con errores, incompleta y no muy sugerente, a precios más bien altos. Es complicado crear cultura vitivinícola con estas políticas. ¡Otras cartas de vino son posibles (y necesarias)!
En resumen: Coffee-Holics tiene una oferta extensa que combina productos y elaboraciones de calidad, ricas y sabrosas, con productos y elaboraciones anodinas. Si uno elige bien, tendrá éxito, y se llevará una buena impresión de una cafetería recomendable.
En ocasiones ruidoso, con música dance o sucedáneo a toda madre, y en ocasiones caluroso en exceso a partir de medio día y hasta la puesta del sol, Coffe-Holics ha pasado de ser una cafetería con una oferta limitada, a ser hoy, un punto de referencia para el público joven en Tegucigalpa, que ofrece desde múltiples bebidas calientes y frías, hasta prácticamente un almuerzo completo (sándwiches, pizzas, ensaladas y repostería variada), y cócteles. De tal magnitud es la oferta de la carta, que uno termina perdiéndose.
El local y el ambiente, en opinión del Lempira, es, por decirlo de algún modo, contradictorio. En ocasiones la música que se espera relajada, es un maremoto de sonidos estridentes y poco armónicos. Ideal para la juventud, pero un tanto pasado de vueltas para el común de los mortales. Igual que el calor. Cuando el sol aprieta sobre la capital, sentarse en las mesas de Coffee-Holics resulta prácticamente heroico, a causa del diseño arquitectónico del local en forma de pérgola cubierta con metacrilato. A pesar de esos dos puntos negativos, el local es bonito. Abierto, acogedor e incluso refrescante cuando el sol no se encarga de demostrar lo contrario. Cuando no está llenísimo y la música que suena lo hace a un volumen moderado, es una opción más que atractiva para disfrutar una tarde. De lo contrario, es la opción perfecta para la juventud.
El servicio en Coffee-Holics es joven y cercano, aunque muy irregular. En ocasiones tardan mucho en atender y en ocasiones uno es atendido de forma muy rápida. Por otra parte, las comandas a la mesa llegan por goteo. Primero las que no precisan elaboración, y después, a medida que van terminando de elaborarse, el resto. No hay un servicio planificado por mesa.
La oferta de Coffe-Holics se concreta en una carta ecléctica, variada y muy amplia, que trataremos de resumir aquí. Por un lado se ofrecen bebidas frías como batidos, shakes y Smoothies, de múltiples sabores: algunos con cafe, otros solo de leche, otros con te verde, otros con chocolate blanco, etc. con precios comprendidos entre los 40 L. y los 60 L. En la sección de bebidas calientes se ofrece café: espresso, ristretto, con panna o cubanito (mezcla de café y azúcar moreno realizada antes de la extracción), entre 28 y 33 L.; y también cafés mezclados con: chocolate, almendras, siropes, leche condensada, chocolate blanco, té negro con especias (chai), vainilla, o té verde Matcha.
Una vez más, pese a que la carta es detallada y amplia, con numerosas fotos e incluso algo de información sobre el té Matcha, no hay información alguna del tipo de café que se sirve. Una pena. Sí se ofrece, sin embargo, la posibilidad de preparar el café con máquina, con cafetera francesa o con aeropress (foto lateral). Tres herramientas que, bien utilizadas, logran preparar un café con un perfil de taza completamente diferente, utilizando la misma materia prima. Y es que esa es también la magia del café: la preparación.
En el capítulo de comidas, la carta ofrece Sándwiches preparados con diferentes tipos de pan, lo que es un valor añadido interesante (por ejemplo de jamón, tocino, hongos marinados, mantequilla de hierbas y ajo en pan de focaccia a 100 L.; o un pebete con filete de res, chimichurri, mozzarella y hierbas aromáticas a 115 L.); pizzas individuales, bagels (con queso y crema philadelphia a 55 L.), muffins (bacon con queso derretido y huevo a 65 L.), e incluso empanadas chilenas (de carne y verdura a 59 L.). Por si fuera poco, también hay ensaladas (4 diferentes a 105 L.).
Y en el capítulo de postres, nada más y nada menos que 22 elaboraciones diferentes. Respostería variada que abarca desde galletas, alfajores, budín de pan o magdalenas (38 L.), hasta flan de coco (60 L.), brownie con helado (50 L.) o pastel de manzana (50 L.), pasando por varias opciones de Cheesecake (Kahlúa a 88 L., fresa a 75 L. o Nutella a 88 L.)
Ya por último, decir que se ofrecen también vinos, y cócteles. Hablaremos de eso más adelante.
¿Se preguntan lo mismo que el Lempira que come? seguramente sí: ¿es posible ofrecer semejante carta íntegramente preparada con productos frescos y elaboraciones caseras? la respuesta es no. Por eso en Coffee-Holics, sospechamos, se combinan productos frescos y elaboraciones hechas en casa, con productos industriales preparados. El resultado es el siguiente:
En el capítulo de bebidas el Lempira ha probado, en diferentes visitas, el espresso a máquina, el ristretto a máquina (que lo sirvieron como si fuera un largo de café, véase la foto), el café hecho con aeropress, el cappuccino y el café americano. En todos ellos el café estaba, o bien directamente quemado (elaborado con agua demasiado caliente), o bien al límite. Agradable, pero sin más. El Lempira no se atreve a emitir valoración sobre la procedencia del café porque no pudo catarlo en condiciones. Mención especial sí merece el Coffee Art que se ejecuta cada vez de manera más profusa y barroca. La espuma de la leche es consistente, cremosa y estable. También pudo probar alguno de los shakes que se proponen. Concretamente el llamado Mocha Blanco Freddo, de chocolate blanco, con leche, espresso y panna. Bastante rico en la combinación final, por el dulzor y la nata montada, aunque el chocolate blanco dejara mucho que desear en cuanto a la calidad del mismo (sospechamos que de bote estilo sucedáneo de Hershey's). El sabor era dulce, pero no tan empalagoso como sospechaba el Lempira, así que la valoración final es buena.
En cuanto a la repostería decir que el Lempira probó el Brownie con helado y concluyó que no eran caseros ninguno de los dos -y si lo fueran, sería mejor que cambiaran de receta-, y el Cheesecake de Nutella, que está bastante rico: buena base y sabor bastante potente de la crema de Nutella. Eso sí, bastante dulce también. Recomendable, pero estaría bueno que el sabor de la avellana se sintiera más, o mucho más.
Sobre la comida salada poco puede decir el Lempira hasta ahora. Volverá y probará alguno de los Sándwiches de sugerentes nombres que se proponen. En esta ocasión, la valoración realizada se basa en las bebidas y la repostería.
Para concluir mencionar que también se ofertan bebidas alcohólicas: cervezas importadas como Guinness, Abita o Blue Moon al precio de 85 L., Leffe o Heineken al precio de 58 L. (como ven, vale la pena pedir Leffe); y, sangría a 70 L la copa o 360 L. la jarra. Los cócteles como el Daiquiri de fresa o piña cuestan 75 L., la Margarita 92 L., la Mimosa 95 L. y la Piña Colada 80 L.
También se ofrece vino: Alvinde en sus gamas Merlot y Cabernet Sauvignon (tintos), Chardonnay y Sauvignon Blanc (Blancos) a 92 L. la copa y 390 L. la botella. Vinos de gama baja, correctos pero sin alma. También se ofrece Lamothe Parrot, un vino tinto francés dulce que es prácticamente imbebible, un Chablis, del que no se dice nada más y del que poco podemos decir porque en la zona de Chablís hay al menos 50 productores diferentes; un vino rosado portugués llamado Casal Mendes, que no hemos catado; y un cava llamado Castell d'Ordal, que se ofrece erróneamente como Champagne (ya saben que sólo los vinos espumosos elaborados en la región de Champagne y que cumplen la normativa de la Denominación de Origen pueden llamarse Champagne). En definitiva una carta de vinos breve, con errores, incompleta y no muy sugerente, a precios más bien altos. Es complicado crear cultura vitivinícola con estas políticas. ¡Otras cartas de vino son posibles (y necesarias)!
En resumen: Coffee-Holics tiene una oferta extensa que combina productos y elaboraciones de calidad, ricas y sabrosas, con productos y elaboraciones anodinas. Si uno elige bien, tendrá éxito, y se llevará una buena impresión de una cafetería recomendable.
Categoría "Wine-Bar/Cafetería/Pub" | Puntuación |
Entorno | 7,5 |
Servicio | 7,5 |
Bebidas - Comida | 7 |
Puntuación Media | 7,25 |
Relación Calidad Precio | 7 |
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