lunes, 31 de marzo de 2014

Atolera Yoselin: maíz Lempira, cultura catracha

Hace más de 18 años que en la carretera entre Tegucigalpa y San Pedro Sula, a la altura de Los Palillos,  Villa de San Antonio -Comayagua-, una familia instaló una atolera que pasaría a convertirse en referente nacional: la atolera Yoselin. Escríbase con mayúsculas y memorícese el nombre: YOSELIN, por que, la verdad, es excelente.


El paso del tiempo y la fama lograda por Yoselin convirtió un modesto y humilde paradero donde se hacía atol, en una enorme y hermosa atolera. Con un impresionante parqueadero, una más grande aún sala de comidas e incluso espacios acondicionados para que los niños y niñas jueguen, salten y se vuelvan locos, Atolera Yoselin es el punto perfecto para disfrutar de uno de los ingredientes más importantes y significativos de la cultura hondureña: el maíz.

Porque el maíz en Honduras es siembra, es cosecha, es espíritu, es cuerpo y es alimento. Es amor, es pasión, es fruto, es padre y es madre; es hijo y es hija. Es vida. Porque el maíz en Honduras y Centroamérica en general, ha sido el alimento principal de nuestros ancestros. El que ha permitido a los pobladores de nuestros territorios construir una milenaria cultura en armonía con la madre naturaleza, mucho antes de la invasión y el expolio español.

El Lempira que come está profundamente enamorado del maíz criollo y sus decenas de variedades aborígenes hondureñas (43 germoplasmas nativos diferentes se conservan en el Zamorano) que son símbolo de paz y vida; por eso, visitar una atolera como Yoselin es, casi casi, una experiencia mística. ¿Sabían los y las queridos y queridas lectores y lectoras lempiras que, todavía hoy, en diferentes zonas de Honduras, cuando nace una criatura se siembra la más hermosa tusa de maíz en honor a la madre naturaleza?, ¿sabían que los años de esas criaturas se cuentan de acuerdo a los años que transcurren desde que fueron "sembrados"? ¿no es apasionante lo que implica el maíz en nuestras comunidades rurales? Qué lindo es el maíz criollo! lástima que prácticamente se encuentre extinguido en la actualidad, pues, como saben, resulta mucho más rentable sembrar y cosechar maíces transgénicos o de variedades con una productividad mayor a la de los maíces criollos. La consecuencia de someter la naturaleza al mercado, es que se pierde diversidad y cultura. Un atropello en toda regla, esta vez perpetrado por nosotros mismos (y no los españoles), contra lo que nosotros mismos somos: maíz.


La Atolera Yoselin se viste de madera tallada de Guanacaste, uno de los árboles referentes del país con el que es posible hacer verdaderas obras de arte (tanto en escultura, como en mueblería. De hecho, está repleto de figuras y tallas de madera realizadas por la propia familia Yoselin). El inmenso quincho de madera de guanacaste tallada, consta de una barra al fondo, en la que se sitúan varios fogones tradicionales, a leña, una nevera de conservación y un exhibidor de productos listos para ser consumidos. En dicha barra está el punto de pedido, que es atendido de manera muy cordial, amable, cercana y respetuosa por los hijos de los propietarios. Un ágil y bien engrasado sistema self service hace que la espera en la cola sea breve, si bien, evitar las horas pico es recomendable.

En atolera Yoselin se sirve maíz, en su múltiples formas: el tradicional atol, que se prepara raspando el maíz duro, añadiendo agua. Se hierve con azúcar, sal y leche y se sirve calentito. Elote a la brasa y elote loco, con queso y mantequilla. Fritas de elote raspado con soda, leche, huevo y azúcar, que se frién o elaboran a la plancha. Tamalitos de elote raspado con azúcar, leche y sal que se envuelven en la tusa y se ponen al fuego o a cocer. Montucas, rellenas de pollo guisado con canela, consomé, achiote, comino, perejil, apio, cilantro, cebolla y chile dulce.

En 1 palabra: ESPECTACULAR.

Además, se ofrecen platillos de carne asada, pinchos, frijoles y tortillas. También mantequilla, bastante buena, aunque no la mejor que el Lempira haya probado.

El Lempira que come, ávido de probarlo todo pidió la Cajita de Maíz (como la famosa cajita feliz, pero en versión buena), en la que se ofrece 4 Tamalitos, 1 Frita, 2 Motuchas, 2 Atoles de 12 Onz y 1 Elote cocido... el resultado es francamente muy recomendable, aunque no se elabore con variedades de maíz criollo (¡sería genial que se animaran a ello!)

El atol probado tenía potente sabor a canela y una deliciosa textura cremosa, sin grumos. Perfecto. El elote, a buen punto de cocción (aunque el Lempira prefiere el elote a la brasa, con ese aroma y sabor a humo, tostadito, delicioso!). La Frita estaba como para hacerle una estatua ecuestre: deliciosa la masa, esponjosa, ligeramente tostadita y con un sabor dulce que invitaba a repetir y repetir. Con estas Fritas, no se entiende la existencia en Honduras de las tortitas gringas (que también están ricas, pero... no hay color). Los tamalitos estaban muy bien finalizados, de excelente textura: al punto de dureza y esponjosidad; igual que las Montucas, cuyo relleno estaba realmente bien conseguido.




En resumen: un festival de maíz. Un puesto de comidas indispensable para todo aquél que valora la cultura del maíz. Paren siempre que puedan y disfruten en abundancia, porque los precios son muy ajustados: la cajita de maíz, cuesta 100 L.





A LA SALUD DEL LEMPIRA!


Categoría "Puestos de Comida" Puntuación
Servicio 7,7
Comida 8,5
Puntuación Media 8,34
Relación Calidad Precio 9


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